
La noche de la coronación de Fátima Bosch como Miss Universe México 2025 vivió un momento incómodo cuando varias de sus compañeras optaron por mantenerse al margen, sin acercarse a felicitarla tras su triunfo. Mientras el público celebraba y el teatro vibraba, la nueva reina quedó sola por unos instantes que, en lugar de gloria absoluta, reflejaron tensión entre participantes. Ante esta escena, Jacky Bracamontes, conductora del certamen y exreina de belleza, se convirtió en un pilar de apoyo para Fátima, acercándose y guiándola con palabras de ánimo.
Bracamontes relató que, en el momento del desplante, ella misma se preguntó por qué solo algunas chicas habían acudido a felicitarla, mientras que otras permanecían más atrás. “Fue un poco raro… yo decía: ‘¿Por qué no vienen?’”, confesó la presentadora en entrevista con De Primera Mano. Para esto añadió que no comprendía la actitud de algunas concursantes, pues muchas lucían más como espectadoras que como compañeras celebrantes. La sensación de desamparo fue evidente en el rostro de Fátima, pero Jacky se encargó de acompañarla mientras gestionaban la tensión del momento.
Durante el evento también ocurrieron hechos inesperados que reforzaron su vínculo. Ambas quedaron atrapadas en un elevador averiado que se apagó repentinamente, y tuvieron que esperar a que fuera abierto manualmente. En ese lapso, Jacky aprovechó para entablar una conversación con la nueva reina, intentando calmar sus nervios. Se interesó por su percepción del desplante y escuchó con empatía cuando Fátima respondió que ella no había actuado de forma grosera con nadie. “Me dije: ‘Concéntrate en lo que viene, eso que te resbale, ya pasó’”, expresó la conductora como parte de su consejo motivador.
Consejo con experiencia
Jacky no sólo actuó de forma espontánea: partió de su propia trayectoria en los concursos de belleza para motivar a Fátima a mirar hacia el futuro. Rememoró cómo ella misma fue objeto de críticas y murmullos cuando ganó Nuestra Belleza Jalisco, entre acusaciones de favoritismo y gritos de “fraude”. A través de esa vivencia personal, le sugirió a Fátima que pusiera su energía en la preparación y no en el juicio de terceros. Le recordó que su responsabilidad ahora es representar dignamente a México en Tailandia, sede de Miss Universe 2025.
Este respaldo público de Jacky Bracamontes genera valor agregado no solo como un gesto de solidaridad, sino también como una lección para futuras concursantes: en momentos de tensión o exclusión, la empatía y el acompañamiento pueden marcar la diferencia. En un ambiente tan competitivo como el mundo de los certámenes de belleza, estos gestos sirven como recordatorio de que detrás de las coronas hay personas con emociones, expectativas y vulnerabilidades. Es precisamente ese matiz humano el que puede transformar un episodio incómodo en una oportunidad de crecimiento para Fátima.
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿por qué se producen estos desplantes entre compañeras en concursos donde la camaradería debería prevalecer? Aunados a la presión del certamen, los intereses personales, alianzas internas o inseguridades pueden llevar a actitudes frías y distantes en momentos clave. Este caso evidencia que más allá de la belleza física y el talento, la solidez emocional y el sentido de comunidad también son cruciales para una experiencia saludable en estos eventos.