
Después de casi 20 años en prisión, Israel Vallarta Cisneros finalmente recuperó su libertad, convirtiéndose en uno de los casos más polémicos y simbólicos del sistema de justicia en México. Detenido en 2005 junto a la ciudadana francesa Florence Cassez, fue acusado de liderar la supuesta banda de secuestradores «Los Zodiaco», en un operativo que resultó ser un montaje transmitido en vivo por televisión nacional.
si bien es cierto que la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI), encabezada por Genaro García Luna, hizo un montaje sobre su detención, lo verdaderamente cierto es que existen víctimas no solo de ese caso emblemático, sino casos anteriores que lo señalan directamente como el jefe de la banda de secuestradores. El hoy liberado permaneció en la cárcel sin recibir sentencia, convirtiéndose en un emblema de la injusticia y abuso de poder en perjuicio de sus víctimas.

Justicia en la 4T: más política que legal
La liberación de Vallarta ocurre bajo el amparo de un sistema de justicia cada vez más señalado por operar con criterios políticos. Su excarcelación coincidió con la intervención de una jueza cercana a la reforma judicial promovida por Morena, conocida por el caso de los «acordeones». Esta decisión, más que cerrar heridas, las reabre para muchas víctimas que siguen esperando justicia.
Además, llama la atención que tanto Vallarta como la presidenta Claudia Sheinbaum dirigieran ataques verbales a periodistas como Carlos Loret de Mola, como si los reporteros fueran los autores materiales del secuestro, cuando hay víctimas documentadas que acusan directamente a Vallarta y aún no reciben justicia. Esta narrativa refuerza la percepción de una justicia selectiva, donde el discurso político se impone sobre las pruebas judiciales.
Justicia pendiente y promesa de hablar
Lo que faltaba, ahora Vallarta advirtió que habrá consecuencias para quienes orquestaron el caso en su contra. Dijo estar dispuesto a hablar con nombre y apellido sobre los responsables, incluso sobre “medios de comunicación pagados por seres oscuros”. Esta declaración reaviva el debate sobre la ética periodística y la colusión entre autoridades y medios en casos judiciales de alto perfil.
El caso de Israel Vallarta fue documentado por el escritor Jorge Volpi en su libro Una novela criminal, donde se señalan inconsistencias, manipulaciones y violaciones al debido proceso. Hoy, con Vallarta en libertad, queda la incógnita de si se hará justicia completa o si su caso será una más de las heridas abiertas del sistema judicial mexicano.
