
Israel se convirtió en el primer país del mundo en reconocer oficialmente la independencia de Somalilandia, una república autoproclamada que se separó de Somalia en 1991, pero que hasta ahora no contaba con respaldo internacional. El anuncio fue realizado este viernes por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien confirmó que su país reconoce a Somalilandia como un Estado independiente y soberano.
En un mensaje difundido en la red social X, Israel señaló que este reconocimiento permitirá ampliar de inmediato las relaciones bilaterales en múltiples áreas estratégicas. Entre los sectores destacados se encuentran la agricultura, la salud, la tecnología y la economía, campos en los que Tel Aviv busca fortalecer su presencia y cooperación en el Cuerno de África.
Israel y la expansión de relaciones bilaterales
Netanyahu explicó que la decisión de Israel se alinea con el “espíritu” de los Acuerdos de Abraham, impulsados bajo la iniciativa del expresidente estadounidense Donald Trump. La declaración oficial fue firmada conjuntamente por el primer ministro israelí, el canciller Gideon Saar y el líder de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdullahi, consolidando el paso diplomático.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Gideon Saar, afirmó que instruyó a su gabinete para actuar de forma inmediata con el fin de institucionalizar los lazos entre ambos países. Esto incluye el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas, el nombramiento de embajadores y la apertura de embajadas, marcando una nueva etapa para Israel en la región.
Israel, EE.UU. y el contexto regional
Somalilandia proclamó su independencia de Somalia hace más de tres décadas, pero nunca logró el reconocimiento de la comunidad internacional. El respaldo de Israel podría abrir la puerta a que otros países, especialmente Estados Unidos, evalúen una postura similar, algo que las autoridades somalilandesas han buscado activamente durante años.
Según reportes de medios estadounidenses, Somalilandia ha mostrado interés en obtener el reconocimiento de Washington a cambio del arrendamiento de infraestructura estratégica en el puerto de Berbera, ubicado a la entrada del mar Rojo. Incluso se ha mencionado la posibilidad de permitir una base militar estadounidense, así como acuerdos relacionados con minerales críticos, lo que aumenta el valor geopolítico de la región.






