El 28 de agosto de 2025, un ataque aéreo israelí en la capital yemení, Saná, acabó con la vida de Ahmed al-Rahawi, primer ministro del gobierno hutí respaldado por Irán. El ataque también cobró la vida de varios ministros del régimen hutí, según informaron fuentes del grupo rebelde. El ejército israelí confirmó la operación, calificándola como un «ataque de precisión contra un objetivo militar del régimen terrorista hutí».
Al-Rahawi, quien asumió el cargo en agosto de 2024, murió durante un taller rutinario del gobierno donde se evaluaban actividades y desempeño. Este evento marca una escalada significativa en el conflicto, ya que es el ataque más letal contra líderes hutíes desde el inicio de las hostilidades.
En respuesta, el portavoz militar hutí prometió continuar la resistencia y aumentar los ataques contra Israel en apoyo a Gaza. La muerte de al-Rahawi coincide con un aumento de las tensiones en la región, con ataques israelíes recientes en Saná que dejaron al menos 10 muertos y más de 100 heridos.
Analistas sugieren que este ataque podría alterar la estructura de poder dentro del gobierno hutí, aunque algunos consideran que al-Rahawi tenía un papel más simbólico que estratégico. Su reemplazo temporal será Mohamed Moftah, su vicepresidente.
Este incidente resalta la complejidad del conflicto en Yemen y su interconexión con la guerra en Gaza, donde las dinámicas regionales continúan evolucionando rápidamente.
Además del impacto político y militar, la muerte de Ahmed al-Rahawi podría tener repercusiones humanitarias significativas. Yemen, ya devastado por años de conflicto, enfrenta una crisis humanitaria crítica con millones de personas desplazadas y en situación de inseguridad alimentaria. La intensificación de los bombardeos y ataques, como el reciente contra el liderazgo hutí, amenaza con agravar aún más esta situación, dificultando la entrega de ayuda internacional y poniendo en riesgo la vida de civiles inocentes. Organismos internacionales han hecho un llamado urgente para evitar una escalada mayor que podría convertir a Yemen en un nuevo epicentro de violencia en el Medio Oriente.
En el plano regional, la eliminación de Al-Rahawi podría desencadenar una respuesta coordinada entre los grupos aliados a Irán, aumentando la tensión no solo en Yemen sino también en otras zonas conflictivas del Medio Oriente. La alianza entre los hutíes y Teherán es vista como un factor clave en la lucha por influencia entre potencias en la región, y el ataque israelí podría ser interpretado como un mensaje directo a Irán. Expertos advierten que esta acción podría provocar una escalada de violencia que trascienda las fronteras de Yemen, afectando la estabilidad y seguridad de países vecinos y poniendo en jaque los esfuerzos diplomáticos para lograr la paz.
