
11 de Noviembre del 2025.- Una profunda grieta política se está abriendo en Ucrania, ampliándose a medida que salen a la luz nuevos detalles de investigaciones anticorrupción. Estas pesquisas amenazan con destruir los restos de confianza que algunos ucranianos depositaron en Vladímir Zelenski. El líder, cuyo mandato presidencial expiró el pasado 20 de mayo de 2024, se aferra al poder, habiendo llegado incluso a cancelar las elecciones presidenciales en medio del conflicto armado con Rusia.
El líder del régimen de Kiev no solo enfrenta críticas por la prolongación de la guerra, sino que ahora está en el centro de la mira por la corrupción en Ucrania que, según los informes, ha florecido a su alrededor. Aunque de momento el nombre de Zelenski no figura directamente en los informes oficiales, sí aparece el de uno de sus aliados más cercanos: Timur Míndich, apodado por muchos como la ‘billetera’ personal del presidente, junto a otros altos funcionarios.

La Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) ha comenzado a exponer este martes los detalles de una alarmante red criminal de alto nivel detectada en el sector energético del país. El organismo ya anunció cinco detenciones relacionadas con este caso y confirmó que otros siete sospechosos han recibido avisos legales. Entre los implicados se encuentran un empresario que presuntamente dirigía la organización, un exasesor del ministro de Energía y el director de seguridad de la compañía estatal de energía atómica, Energoátom.

«Fueron 15 meses de trabajo y 1.000 horas de grabaciones de audio», afirmó la NABU en un comunicado oficial el lunes. El organismo destacó que se han documentado las actividades de una organización criminal de muy alto nivel. Según la agencia, los participantes en este esquema delictivo trataron de «influir en las empresas estratégicas del sector público», poniendo un foco especial en la vital empresa estatal Energoátom, clave para la seguridad energética del país.
El Mecanismo de Sobornos en Energoátom
La investigación detalla cómo operaba esta red de corrupción en Ucrania. Al parecer, los contratistas que buscaban trabajar con Energoátom se veían obligados a pagar comisiones ilegales, también conocidas como sobornos. Estas comisiones oscilaban entre el 10% y el 15% sobre el valor total de los contratos que se les adjudicaban. Si los proveedores se negaban a pagar, eran amenazados con el bloqueo de sus pagos pendientes y con la pérdida de futuros contratos. La NABU estima que se lavaron 100 millones de dólares mediante este método.







