
Desde octubre del año pasado nos estábamos saboreando la primera presentación de Michael Kiwanuka en México, y finalmente fue la gira de su excelente cuarto disco de estudio Small Changes (2024) la que lo trajo a nuestro país.
Este concierto se agotó por completo, y el Teatro Metropolitan lucía repleto desde temprano, cuando presenciamos a Lulú Bulos como abridora de Michael, quien se lució con un set corto pero muy lindo, siendo la primera vez que tocó su nuevo disco tras su estreno.
Alas 9 y media en punto, Kiwanuka arrancó durísimo, con “One More Night”,, y siguió con puro rolón en la primera parte del show, saldando una ausencia de 13 años después del lanzamiento de su disco debut. Antes de esta fecha, llegamos a creer que nunca vendría.

El setlist de Michael Kiwanuka recorrió todos sus discos, sacrificando rolas de su nuevo LP
Llegó el momento, y sobre el escenario, Michael lució al centro junto a una banda de 5 músicos. -“Mexico, so nice to finally see you for the first time””- dijo Kiwanuka con una sonrisa inmensa, antes de comenzar “Rule the World”.
Las raíces de Kiwanuka, con sólidas bases en el folk, soul, blues y Rhytm & Blues estuvieron presentes en todo el show, con mucho groove en momentos de improvisación y tiene una bandota de apoyo con la que se entiende a la perfección con mirada y señales elegantes.

Es un lujo escuchar la voz potente, rasposa y cautivadora de Michael Kiwanuka en vivo, y con solo algunas melodías, nos puso la piel chinita en la esperanzadora “Light” o la maravillosa y fuerte “Solid Ground”, para la que se sentó a tocar el piano, derrochando talento en cualquier instrumento.
Kiwanuka dominó el show en vivo y se lució con improvisaciones y versiones especiales, por ejemplo para “You Ain’t the Problem”, la que extendió y modificó los coros, entre gritos de verdadera euforia de un público incrédulo.
Para esto, repartió todo el mérito a una banda que tiene 4 voces de apoyo, dos coristas con voces indescriptibles. La potencia de ambas y la coordinación con Michael fueron de primer nivel, como lo que sucedió en “Hero”, que también tuvo introducción especial y momentos vocales preciosos, en los que ellas se llevaron el protagonismo.
Una noche íntima que mostró la habilidad de Michael Kiwanuka para conducir su presentación en vivo
Michael Kiwanuka ha mostrado un sensible equilibrio al componer canciones que narran parte de su historia, pero también que conectan con historias más grandes y sentimientos comunes que hemos experimentado.
La noche fue liderada por un frontman sobrio y elegante, que con su poderosa voz y las composiciones brutales que tiene nos puso a cantar durante el recorrido de rolas conmovedoras que se aventó sobre el escenario del Teatro Metropolitan.

Tenía guardadas varias sorpresas, como el momento acústico con “Rest” y “Home Again”, una canción que según él jamás pensó lo iba a traer a tocar hasta México. Vimos lágrimas en el público y escuchamos a alguien decir: -“Ay, yo ya no quería llorar otra vez”-, en un momento en el que se quedó solo él y su guitarra sobre el escenario del Teatro Metropolitan. Espectacular lo que provocó el inglés.
Uno de los mejores conciertos del año que nos dejaron con ganas de más de este compositor que pinta para leyenda
Durante años, Kiwanuka ha estado en la mira de fans y los medios, y presenciarlo en vivo corroboró la magnitud de este artista. Desde 2012, la BBC lo nombró como el sonido del año, y en 2020, finalmente le llegó el Mercury Prize en su tercera nominación. Todo tiene sentido cuando se presencia a Michael Kiwanuka sobre el escenario.
El único detalle es que optó por un setlist que igual y no trajo todo lo de su nuevo disco, pero sí recuperó el tiempo perdido y nos trajo mucho equilibrio de su discografía.

Wl combo de “Cold Little Heart” y “Love & Hate” fue una locura absoluta que hizo a la gente pararse de sus asientos y nos dejó asombrados ante lo que estábamos presenciando. Regresando al escenario cerró con la rareza de “I’m Getting Ready”, de su primer disco, y que no había tocado en toda esta gira.
Concentrado todo el tiempo, ya sea con una guitarra colgada, sentado en el piano pero siempre en la voz principal, es tan conmovedor que conectó muchísimo con la audiencia en su primera presentación en México.

Los coros fueron inmensos, y las más de 3,000 personas que le caben a Metropolitan también conmovieron a Michael en su primera presentación en México, con gritos como: -“¡Te amo Michael!”- y -“Thanks!”-, a los que Michael respondía que no sabía mucho español, pero pensaba era algo positivo, y exclamó: -“Thank you Mexico!”-.
Este concierto fue una noche memorable de un cantautor que va para quedar en la historia de estos géneros, al nivel de Al Green, Aretha Franklin o James Brown. Es un showman inmenso con un lado sensible, y que transmitió en verdad estar asombrado de lo que su música ha logrado.