La Fiscalía surcoreana anunció este jueves la imputación del expresidente Moon Jae-in por cargos de soborno en relación con las acusaciones de facilitar el empleo de su exyerno en una aerolínea.
Moon, quien fue presidente del país asiático entre 2017 y 2022, fue imputado por corrupción, mientras que el exlegislador Lee Sang-jik, fundador de la aerolínea de bajo coste Thai Eastar Jet, fue imputado por soborno y abuso de confianza.
Moon y su hija, Da-hye, fueron acusados de presuntamente recibir sobornos en forma de salario y otros pagos para el exmarido de Da-hye, de apellido Seo, por parte de la aerolínea.
Seo fue nombrado director ejecutivo de la aerolínea en 2018, después de que Lee, fundador de la aerolínea, fuera nombrado director de la Agencia de Pymes y Startups de Corea.
Leer también: El luto vaticano por la muerte del papa acabará el 4 de mayo para seguir con el Cónclave
La fiscalía sospecha que el nombramiento de Lee se realizó a cambio de la contratación de Seo en la aerolínea, especialmente dada su falta de experiencia en el sector aéreo en ese momento.
Según las alegaciones, Moon dejó de brindar apoyo financiero a la familia de su hija tras el empleo de su entonces marido y los fiscales consideran que unos 223 millones de wones (151.959 dólares estadounidenses) en salario y otras compensaciones pagadas por la aerolínea a Seo y Da-hye son un soborno al expresidente.
La imputación del expresidente surcoreano se produce mientras el país se encuentra inmerso una crisis política tras la destitución de su anterior presidente Yoon Suk-yeol, tras desatar el pasado 3 de diciembre la ley marcial desencadenando el caos.
A principios de abril, el Tribunal Constitucional de Corea del Sur confirmó la destitución de Yoon, tras la que supuso una de las mayores crisis políticas de la historia reciente del país y adelantando el proceso de elecciones.
Con información de EFE.
Es increíble cómo a veces los exmandatarios parecen no aprender de sus errores. Si realmente se demuestra que hizo algo indebido, sería una gran decepción para todos los que confiaron en él. La política debería ser un ejemplo de transparencia y ética, no un campo de juego para intereses personales.