CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— La escasez de agua es un problema crítico que afecta diversas poblaciones en México y que, además, acentúa las inequidades sociales y económicas ya existentes en el país.
En muchas comunidades, la falta de acceso al agua potable no solo tiene implicaciones de salud pública, sino también profundiza las diferencias sociales y económicas entre los diferentes grupos de la población.
De acuerdo con cifras de 2021 del Inegi, entre 20 y 21 millones de mexicanos no tienen acceso diario al agua potable. Esta situación afecta de forma desproporcionada a comunidades rurales y marginadas, donde la infraestructura de agua es deficiente o inexistente.
Según un informe de 2021 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en 2020 se prestó el servicio público de agua potable a 120.5 millones de habitantes, lo cual se traduce en una cobertura del 89.1% en zonas rurales y del 98% en zonas urbanas, mientras que la cobertura global fue del 96.1%. Esto refleja las inequidades sociales que hay en el acceso a recursos básicos como el agua.
“El impacto socioeconómico de la inequidad del agua se puede dividir en tres aspectos: el impacto a la salud, a la educación y al empleo. En cuanto al tema de salud, la falta de acceso al líquido vital y al saneamiento, que van de la mano, implica que la población puede ser susceptible a desarrollar enfermedades gastrointestinales como diarrea, cólera y hepatitis; y que este problema termine siendo mortal. Cuando hay una población afectada por temas de salud se tiene un problema de agua y de que la gente va a presentar enfermedades y tener altos índices de mortalidad por cosas que se podrían evitar y prevenir”, señaló Jorge Juvenal Campos F., analista de datos en México ¿Cómo vamos?
El especialista detalló que los estados de la República que tienen una mayor mortalidad por enfermedades infecciosas también son aquellos con un menor acceso al agua en las viviendas, así como al saneamiento.
Claudia Campero Arena, integrante de la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua, agregó que, cuando la falta del líquido repercute en la salud de la familia, hay también inequidad de género, ya que las mujeres son quienes tienen que cuidar a las personas que enferman, esta desigualdad también se observa en el tema de la educación, ya que son las niñas quienes presentan más ausentismo cuando en las escuelas hay falta de agua.
Claudia Campero Arena indicó que la escasez del recurso hídrico afecta de forma desigual a las mujeres, quienes en el hogar también son las encargadas de recolectarlo cuando se distribuye por tandeos, hacerlo rendir y, cuando éste se acaba, conseguirlo mediante de pipas.
Cuando se trata de las ciudades, esto conlleva tiempo, organización vecinal y una carga laboral.
“A nivel educativo, nuevamente tienen la capa de género, que es muy importante, porque si hay un problema de saneamiento va a afectar de manera desigual a las mujeres y niñas. Por ejemplo, cuando las niñas empiezan a menstruar si no hay este servicio sanitario adecuado, eso puede generar mayor ausentismo en las escuelas donde de por sí ya hay un punto de partida desigual y éste empeora. Cuando hay escuelas donde el acceso al agua y saneamiento mejora, no solo lo hace la calidad de vida de los estudiantes, sino de la comunidad porque los niños que tienen acceso a lavarse las manos son más sanos y no faltan a clases”, dijo la experta de la Coalición
Afectación económica
La insuficiencia de agua va más allá de los problemas de salud pública. En muchas comunidades, el poco acceso también impacta en la capacidad de las personas para obtener ingresos y mejorar sus condiciones de vida.
Un informe, de 2017, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), señaló que este hecho puede tener un efecto significativo en la agricultura y la producción de alimentos, lo que a su vez perjudica la seguridad alimentaria y aumenta la vulnerabilidad de las comunidades rurales.
Jorge Juvenal Campos Ferreira subraya que, cuando las comunidades rurales reciben poco líquido, no pueden realizar la agricultura de riego —que es la más productiva del país y con la que se generan los productos agrícolas de alto valor—, y tienen que poner en práctica la agricultura de temporal que deja un menor ingreso a los trabajadores y permear de manera directa en las condiciones de vida, así como sus oportunidades laborales como las que pueden contar las familias de las personas que dependen de esta actividad.
“Las industrias, con el fenómeno de ‘nearshoring’, ven la falta de agua como uno de los principales factores para instalar empresas en una comunidad o en otra. Si no hay una fuente de agua constante, muy probablemente algunas empresas deciden no instalarse y no traer esa derrama económica que pudiera ser la incorporación de nuevas inversiones y empresas en ciertas zonas del país”, sentencia Ferreira.
La competencia por el agua puede generar tensiones sociales y conflictos en las comunidades afectadas.
De acuerdo con la Unam, la competencia por el agua entre agricultores, empresas y residentes urbanos, generaría disputas y tensiones políticas, especialmente en regiones donde los recursos hídricos son escasos.
La escasez de agua en México no solo representa un desafío para la salud pública, sino que también profundiza las inequidades sociales y económicas existentes. Para abordar este problema de manera efectiva, es crucial implementar políticas y programas que mejoren el acceso al agua potable en las comunidades marginadas y rurales, así como promover una gestión sostenible de los recursos hídricos que garantice la equidad y la justicia social para todos los mexicanos.
AmazoniaSequía río Branco
La sequía en la Amazonía brasileña reduce el caudal del río Branco a mínimo histórico.
39 centímetros negativos
La sequía en la Amazonía brasileña ha llevado esta semana a mínimos históricos al caudal del río Branco, uno de los mayores afluentes de la región. El río tocó la marca de 39 centímetros negativos de caudal a principios de semana, uno de los peores registros de su historia, apenas superado por la sequía de 2016, cuando se alcanzaron los 59 centímetros negativos, según datos de la Agencia Nacional del Agua.
Extensas lenguas de arena
El caudal del afluente ha bajado tanto que ahora se ven extensas lenguas de arena de cientos de metros de ancho, antes sumergidas. Además, la reducción del caudal ha llegado a paralizar algunas estaciones de tratamiento de agua y ha afectado el suministro hídrico de la población de la zona.
Esta nota Impacto por la escasez apareció primero en Diario de Yucatán.