Jerry Cantrell, el maestro de los riffs melancólicos y la voz rasposa de apoyo de Alice in Chains, está de vuelta con I Want Blood, su primer disco en solitario desde Brighten (2021). Este es un viaje sonoro a lo más obscuro del grunge, con una sensación noventera ineludible que se siente potente y tiene bases de rock clásico y hasta stoner rock.
Olvidémonos del rollo más bluegrass que experimentó en Brighten, ya que Cantrell vuelve a sus raíces grungeras en este nuevo disco. Imagina una mezcla entre el sonido pesado directo y pesado de Boggy Depot (1998) y las atmósferas pesadas de Degradation Trip (2002), con riffs densos, melodías que se te clavan en el cerebro y la inconfundible voz de Jerry. Este es el disco de Jerry Cantrell que mejor engloba su carrera solista.
En producción está nada más y nada menos que el genio Joe Barresi, quien ha producido a Tool, Queens of the Stone Age, Slipknot y por supuesto que Alice In Chains. A pesar de que conviven varios instrumentos, el disco suena impecable y balanceado, con una atención especial en los riffs y la voz de Jerry en varias capas.
El maestro de los riffs lanza un disco imperdible
El disco abre con la intensa “Vilified”, un temazo que te golpea directo al estómago con su energía cruda y un coro estrictamente grungero. A pesar de ser algo bastante metalero, Jerry lo hace bastante digerible para que le entre cualquier amante del hard rock y grunge. Las voces tétricas tienen similitud con algo de System Of A Down en los precoros, algo genial:
“Off the Rails” y “Let It Lie” siguen por la misma línea, con riffs que te recordarán a los mejores momentos de Alice in Chains como en “Them Bones” y “Angry Chair“. Cantrell no le baja a la intensidad durante el disco, aunque cubre diversas emociones y tiene lados más introspectivos. La guitarra icónica de Jerry Cantrell, una G&L Rampage, luce a lo largo del disco con efectos maravillosos y bien cuidados como distorsiones, wahs y flangers.
No todo es oscuridad y distorsión. Cantrell también nos regala momentos más reflexivos, como en “Afterglow” y “Echoes of Laughter”, una balada acústica que muestra su sensibilidad al hablar del bien y el mal, frente al paso del tiempo. El hard rock brilla en rolas como “Throw Me a Line”, una rola en la que eleva su voz y muestra la potencia del género, con efectos de wah que van a la perfección.
El rock no está muerto con íconos como Jerry Cantrell
Este es un gran disco de Jerry Cantrell que complace seguramente a los fans de Alice In Chains, Soundgarden o Pearl Jam, pero también a los hard rockeros y metalheads que buscan similitudes con bandas como Gotthard, o SOAD. Cantrell demuestra que sigue en plena forma a sus 58 años, componiendo temazos que te atrapan desde la primera escucha con un enfoque en la guitarra distorsionada.
Las letras que Cantrell escribió dan mensajes claros y consistentes sobre relaciones, la vida y sentirse empoderado con el rock de fondo. Este disco es excelente para manejar en carretera, o simplemente para llenarte de energía a base de guitarrazos y una voz rasposa clásica del grunge.
El paso de tiempo también es un tema esencial en la música de Cantrell, y lo vemos en la letra de la canción que da nombre al disco, y que confronta el paso del tiempo a la perseverancia de Cantrell: “Time, and so it goes, time, all the races run, time, I’m in control”.
Para conmemorar la salida de este álbum, Jerry Cantrell kanzó varias ediciones físicas del álbum, que pueden conseguir por acá. Cantrell tiene varios planes, entre los que se especula que lance un disco con Duff McKagan, y tan solo podemos esperar a que se concrete pronto.
Actualmente tiene una gira en Estados Unidos y esperemos que venga a nuestro país pronto para presentar este discazo.