QUINTANA ROO – 21 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Los rebeldes hutíes, respaldados por Irán, llevaron a cabo un audaz asalto el pasado sábado al complejo de las Naciones Unidas en Saná, la capital de Yemen. En el incidente inicial, un total de 20 empleados de la organización internacional fueron detenidos, en lo que representa la última y más preocupante acción del grupo militante contra el personal humanitario y de paz en el país. Aunque el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, confirmó la liberación de cinco miembros del personal yemení, el destino de 15 empleados internacionales aún genera gran preocupación.
Liberación Parcial y la Crisis de los Empleados Internacionales
Según la información proporcionada por Stéphane Dujarric, los 20 miembros del personal fueron detenidos tras una incursión de los hutíes, que controlan Saná y otras regiones del norte de Yemen. Aunque los rebeldes han abandonado el complejo de la ONU en Saná, la situación de los 15 empleados internacionales que siguen confinados en las instalaciones es un punto de alta tensión. El portavoz expresó la esperanza de que estos trabajadores puedan «abandonar el complejo lo antes posible», subrayando la delicada situación humanitaria y de seguridad.

Este tipo de represión no es nueva. Los hutíes, apoyados por Irán, han mantenido una postura hostil y de larga data contra la ONU en Saná y otras organizaciones internacionales que trabajan en las áreas bajo su control, como Hodeida y Sadaa. El grupo militante ha acusado repetidamente, aunque sin aportar pruebas, al personal de Naciones Unidas y a empleados de otras embajadas y organizaciones de ser espías, una afirmación que la ONU niega rotundamente.
La escalada de detenciones arbitrarias es alarmante. Dujarric reveló que, incluso antes de este último incidente, los hutíes habían detenido arbitrariamente a al menos 53 miembros del personal del organismo internacional desde el año 2021. La incursión y el confinamiento del personal internacional en la capital demuestran un endurecimiento en las tácticas de los rebeldes y un claro intento de intimidación hacia la ONU en Saná y la labor que desempeñan en un país sumido en una profunda crisis humanitaria.
Ante la gravedad de los hechos, el secretario general de la ONU, António Guterres, intervino. El lunes mantuvo conversaciones con los ministros de Exteriores y líderes de Irán, Yemen y Arabia Saudí sobre la detención del personal. La ONU en Saná ha instado a estos Estados miembros con influencia en la región a utilizar su peso diplomático para conseguir la liberación del personal, tanto internacional como nacional, que sigue bajo el control o confinamiento de los hutíes.
Los acontecimientos tienen lugar en un momento de gran tensión militar. A primera hora del lunes, los hutíes celebraron un multitudinario funeral por su jefe de Estado Mayor, Muhammad Abdul Karim al Ghamari, quien murió en un reciente ataque de Israel. Este hecho subraya el conflicto activo en la región, donde Estados Unidos e Israel han lanzado una campaña aérea y naval contra los hutíes en respuesta a sus ataques con misiles y drones, lanzados en solidaridad con los palestinos por la guerra en Gaza.
