
10 DICIEMBRE 2025-INTERNACIONAL- Portugal enfrenta este jueves su primera huelga general en 12 años, una jornada que ha puesto en pausa buena parte del país. Los sindicatos convocaron el paro nacional para rechazar la nueva normativa laboral impulsada por el Gobierno de centroderecha, señalando que estas reformas afectan directamente derechos que consideran esenciales. La movilización busca frenar cambios que, según los trabajadores, recuerdan a los tiempos más duros de la crisis económica y las medidas de austeridad.
La protesta, que comenzó desde las primeras horas del día, pretende detener sectores clave como el transporte, la educación y la sanidad pública. De acuerdo con los sindicatos, el nuevo paquete laboral flexibiliza en exceso las reglas del mercado de trabajo, debilitando protecciones fundamentales relacionadas con el despido, la estabilidad y los derechos de maternidad. Para los convocantes, esta huelga de 24 horas representa una advertencia al Ejecutivo sobre el impacto social que, afirman, podrían tener estas decisiones.

Reformas laborales en debate
El Gobierno, por su parte, ha defendido la iniciativa como una modernización necesaria para dinamizar la economía y reducir la rigidez que —aseguran— frena la competitividad en el país. Sin embargo, trabajadores como Nuno Costa, operario de limpieza en Lisboa, aseguran que estas medidas parecen un retroceso. Muchos ciudadanos recuerdan el efecto que tuvieron las presiones de la troika hace una década, cuando miles de familias se vieron afectadas por recortes y ajustes profundos.
Se prevé que la huelga afecte gravemente el transporte público, ralentizando autobuses, trenes y tranvías en las principales ciudades. Las escuelas públicas también han reportado ausencias masivas de personal, y hospitales han anticipado la suspensión de consultas no urgentes. Los aeropuertos, una pieza estratégica del turismo portugués, también enfrentan retrasos y cancelaciones debido a la adhesión de trabajadores de varias áreas operativas.
Portugal vive un repunte del costo de vida y un mercado de vivienda cada vez más inalcanzable para miles de familias. Los sindicatos han aprovechado la movilización para exigir que las reformas laborales no solo mantengan las protecciones existentes, sino que incorporen medidas que respondan a las dificultades actuales, como el aumento del alquiler, los salarios por debajo de la media europea y la creciente precariedad en sectores como el turismo y los servicios.








