
23 JULIO 2025- INTERNACIONAL- Más de 100 agencias de ayuda humanitaria, entre ellas Save the Children, Oxfam y Médicos Sin Fronteras, han alzado la voz de manera conjunta para denunciar lo que describen como una hambruna en Gaza de proporciones masivas. En un comunicado difundido esta semana, las organizaciones advierten que la población palestina se está enfrentando a un colapso físico y emocional, producto del asedio israelí y la imposibilidad de acceder a recursos básicos. “Cada mañana, la misma pregunta resuena en Gaza: ¿Comeré hoy?”, subraya el documento. El panorama es alarmante y lo más preocupante es que no parece haber una solución inmediata en marcha.
La ONU ha señalado que desde que inició la distribución de alimentos mediante la “Fundación Humanitaria de Gaza”, más de 1.000 personas han muerto al intentar obtener ayuda. A pesar de que Israel insiste en que permite el ingreso de suministros, los testimonios de médicos y trabajadores humanitarios muestran otra realidad. Según cifras oficiales, solo 28 camiones diarios logran ingresar a Gaza, cuando se requieren al menos 600 para cubrir las necesidades básicas de la población. La hambruna en Gaza es tan crítica que ya ha provocado la muerte de al menos 101 personas por desnutrición, entre ellas más de 80 niños, en los últimos días.

El comunicado también denuncia que existen toneladas de alimentos, agua y medicinas almacenadas en Gaza que no han podido ser distribuidas porque Israel impide el acceso a las organizaciones. Este bloqueo ha generado “caos, hambruna y muerte”, dejando incluso a los propios trabajadores humanitarios sin comida. Según los datos de la ONU, cerca del 88 % del territorio de Gaza está bajo órdenes de evacuación o se encuentra militarizado, lo que obliga a más de 2 millones de personas a sobrevivir en apenas 46 kilómetros cuadrados.
Oxfam compartió el relato de un médico que resume el horror cotidiano: sin leche para bebés, sin camas para pacientes de leucemia, y sin comida al final del día para quienes trabajan sin descanso en hospitales colapsados. “Nos derrumbamos de cansancio e intentamos olvidar el hambre… pero nunca olvidaré las lágrimas de las madres rogando por leche de fórmula para sus bebés”, relató con crudeza. Esta voz, como muchas otras, revela un sistema humanitario quebrado por decisiones políticas y militares.

Las organizaciones exigen una respuesta inmediata: un alto al fuego permanente, la reapertura de los cruces fronterizos, el fin de los controles militares en la distribución de ayuda y el regreso de una gestión humanitaria dirigida por la ONU. No se trata solamente de entregar comida: se trata de restaurar un mínimo de dignidad humana. La comunidad internacional tiene un papel fundamental en esta crisis, y no puede continuar ignorando una situación que amenaza con convertirse en una catástrofe irreversible.
Este llamado colectivo deja claro que la situación en Gaza no es una simple consecuencia colateral del conflicto, sino una política sistemática que está llevando a la población al límite de la supervivencia. El sufrimiento, especialmente de niños y ancianos, debe obligar a los gobiernos del mundo a dejar de mirar hacia otro lado. Es hora de pasar de las declaraciones a las acciones concretas.