
3 de Octubre del 2025.- Jonathan Salomé Hernández Gueta, el hombre que recibió una sentencia de 77 años de cárcel por el feminicidio de Karla Nallely Reyes, fue encontrado sin vida dentro de su celda en el Centro de Reinserción Social (CERESO) número 1 de Durango. El hallazgo ocurrió el pasado 30 de septiembre de 2024, y aunque las primeras versiones oficiales apuntan a que se trató de una autolesión, el suceso cierra de manera abrupta uno de los casos judiciales más mediáticos del estado en los últimos años, dejando preguntas sobre las condiciones dentro del penal.
El descubrimiento fue realizado por el personal de custodia del centro penitenciario durante una de sus rondas de vigilancia, cuando encontraron a Hernández Gueta inconsciente. A pesar de que se activaron los protocolos de emergencia y se intentó reanimarlo, los esfuerzos fueron inútiles, pues ya no contaba con signos vitales. La Fiscalía General del Estado de Durango ha iniciado la investigación correspondiente, informando que se esperarán los resultados de la autopsia y los peritajes para determinar de manera oficial y definitiva la causa de la muerte.
Un Crimen que Conmocionó a Durango
El caso que llevó a Jonathan Hernández a prisión conmocionó a la sociedad duranguense en septiembre del año pasado. Karla Nallely Reyes, una joven de tan solo 23 años, fue reportada como desaparecida tras salir de su lugar de trabajo, lo que desató una intensa búsqueda. Días después, la terrible noticia se confirmó cuando sus restos fueron localizados en distintos puntos de la ciudad. Las investigaciones de este brutal crimen señalaron rápidamente a Hernández Gueta, quien mantenía una relación sentimental y laboral con la víctima, como el principal y único responsable.
La resolución del caso fue considerada ejemplar en el estado. Tras ser detenido, Jonathan Hernández aceptó su culpabilidad durante el proceso judicial, lo que aceleró el dictamen. El 10 de octubre de 2024, un juez lo condenó a más de siete décadas de prisión no solo por el delito de feminicidio, sino también por desaparición forzada. Además de la larga pena en la cárcel, la sentencia incluyó el pago de multas económicas y la obligación de cubrir la reparación integral del daño a la familia de la víctima, sentando un precedente en la impartición de justicia para este tipo de delitos.

Debate Sobre la Salud Mental en el Sistema Penitenciario
La muerte de Hernández Gueta ha puesto el foco sobre un problema sistémico y a menudo ignorado. Fuentes del sistema penitenciario confirmaron que, durante su último año en reclusión, el sentenciado había mostrado claros signos y episodios de depresión. Este antecedente genera serios cuestionamientos sobre la efectividad de los programas de salud mental y el tipo de seguimiento psicológico que se brinda a las personas privadas de su libertad, especialmente a aquellas que enfrentan sentencias de por vida o de muy larga duración y que pueden ser más vulnerables.