El director ejecutivo adjunto de Unicef, Ted Chaiban, y su homólogo en el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Carl Skau, aseguraron que han sido testigos de la “devastación” en Líbano, escenario de una incesante campaña israelí desde hace tres semanas, donde ya se ha “desencadenado una catástrofe“.
“Durante una visita de tres días a Líbano, fuimos testigos de la devastación y percibimos el miedo y la confusión de la gente. Para ellos, el futuro sigue siendo incierto mientras su país esté bajo fuego. La guerra que el mundo quería evitar en Líbano se está produciendo ahora y ya ha desencadenado una catástrofe”, afirmaron en un comunicado conjunto.
Ambos indicaron que han visitado refugios y asentamientos informales donde cada persona tiene una “historia de desplazamiento forzoso“, además de atestiguar la situación en el puesto fronterizo de Masnaa -el principal entre Líbano y Siria- donde “cientos de miles de personas han cruzado a Siria, lo que complica aún más la respuesta humanitaria”.
De acuerdo a estimaciones del Gobierno libanés, 1.2 millones de personas han sido forzadas a abandonar sus hogares, de las cuales se calcula que más de 400 mil han huido de Líbano a Siria, el 70 por ciento de ellos sirios que habían escapado anteriormente de la guerra en su propio país.
“Las familias viven en circunstancias peligrosas. Y a medida que se agrava el conflicto, aumenta el coste psicológico para la población, especialmente entre los niños y los jóvenes. Casi todos los niños de Líbano han sufrido algún tipo de impacto. Muchos han sido víctimas de bombardeos, han perdido a sus seres queridos, sus hogares, el acceso a la educación y se enfrentan a un futuro incierto en una pobreza posiblemente más profunda”, dijeron.
Igualmente, aseveraron que han visto una “destacada solidaridad entre las comunidades libanesas, que se han apoyado mutuamente en estos tiempos difíciles”.
“Sin embargo, debido a la magnitud y gravedad de las necesidades, junto con las vulnerabilidades preexistentes y la presión sobre los servicios sociales, el tejido social se ve amenazado y debe tenerse en cuenta en nuestra respuesta, entre otras cosas ayudando también a las comunidades de acogida vulnerables y siendo sensibles a sus preocupaciones”, afirmaron.
Recordaron -sin citar a ninguna parte del conflicto- que el “derecho internacional humanitario debe respetarse”.
“Todas las partes deben dar prioridad a la protección de la población civil y de las infraestructuras civiles. Esto incluye la protección de escuelas, hospitales, sistemas de abastecimiento de agua y garantizar el paso seguro de los civiles que huyen de las zonas de conflicto. Ningún niño debe enfrentarse al uso indiscriminado de armas explosivas en zonas pobladas. Y también debe protegerse a quienes intentan llegar hasta ellos con ayuda vital”, se apunta en la nota.
También instaron a que se declare urgentemente un “alto el fuego” para evitar un “mayor deterioro de la situación”.
Más de 2 mil 300 personas han muerto en Líbano y más de 10 mil han resultado heridas desde el inicio del conflicto hace un año, justo un día después del comienzo de la guerra en la Franja de Gaza, según cifras del Ministerio de Salud Pública libanés.
En las últimas tres semanas, alrededor de mil 500 personas han muerto bajo los bombardeos israelíes.
Con información de EFE