
18 de Diciembre del 2025.- El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, fue contundente este miércoles al asegurar que su país no permitirá la presencia de bases militares de EE.UU. en suelo guatemalteco. En una conferencia de prensa, el mandatario aclaró que no existe ninguna instalación de este tipo actualmente ni se tiene planeado que existan en el futuro cercano. Esta declaración surge como respuesta a la creciente preocupación regional por las nuevas estrategias de seguridad que Washington está impulsando en el hemisferio, las cuales han generado dudas sobre la soberanía de los países vecinos.
Arévalo fue cuestionado específicamente sobre el nuevo plan de seguridad nacional de la administración de Donald Trump, que busca reforzar el control en la región. Aunque Washington habla de una cooperación conjunta para combatir a los grupos criminales y proteger activos clave, el líder guatemalteco subrayó que no interpreta estos anuncios como una autorización para que lleguen tropas extranjeras. Para Guatemala, mantener el control de su propio territorio es una prioridad, desmarcándose así de cualquier intento de establecer nuevas bases militares de EE.UU. que puedan comprometer su independencia política.
El regreso de la Doctrina Monroe y la seguridad regional
La estrategia estadounidense se describe ahora bajo el nombre de «Corolario Trump», una extensión de la antigua Doctrina Monroe de 1823. Esta visión sostiene que Estados Unidos no aceptará que potencias de otros continentes intervengan en América, lo que justifica, según ellos, una vigilancia más estricta. Sin embargo, para muchos países, esto suena a una justificación para expandir el número de bases militares de EE.UU. bajo el pretexto de luchar contra el narcotráfico. El gobierno de Arévalo prefiere mantener una relación de cooperación que no implique la ocupación física de su territorio por fuerzas externas.
Mientras Guatemala cierra la puerta a estas instalaciones, en el Caribe la situación es mucho más tensa debido al despliegue naval frente a Venezuela. Washington justifica su presencia con la operación «Lanza del Sur», afirmando que busca eliminar a los «narcoterroristas» que amenazan a sus ciudadanos. En este contexto de agresiones navales y bloqueos, el temor a que se establezcan bases militares de EE.UU. en puntos estratégicos de Centroamérica ha crecido, especialmente tras las amenazas de lanzar operaciones terrestres en el corto plazo por parte de la Casa Blanca.
Tensión en el Caribe y operativos controversiales
La realidad en las costas cercanas muestra un panorama violento que ha dejado más de 80 personas muertas en bombardeos contra embarcaciones sospechosas. Muchos críticos señalan que estos ataques se realizan sin pruebas claras de tráfico de drogas, lo que ha sido calificado por expertos internacionales como ejecuciones fuera de la ley. Esta agresividad refuerza la postura de Guatemala de evitar cualquier infraestructura que facilite las bases militares de EE.UU., pues temen quedar involucrados en conflictos ajenos que violan el derecho internacional y la paz de la zona.
Desde Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado que estas acciones son en realidad un «robo descarado» de sus recursos naturales. El asalto a buques petroleros en aguas caribeñas ha sido visto como un acto de piratería que busca forzar un cambio de régimen para tomar el control del petróleo y el gas. Al rechazar las bases militares de EE.UU., Arévalo también toma distancia de una campaña que ha sido condenada por países como México, Brasil y Colombia, quienes ven con desconfianza las intenciones reales de Washington en la lucha antinarcóticos.






