Godspeed You! Black Emperor es una banda que, desde finales del siglo XX, se ha encargado de musicalizar el fin del mundo o, quizás con más precisión, se ha dedicado a dibujar, con notas y ensayos sonoros, las postales del apocalipsis. No predicciones, sino plasmando el espíritu de nuestro tiempo. El fin del mundo es ahora.
Guitarras, batería, bajo. Lo usual de una banda de rock se puede escuchar en los discos de esta agrupación originaria de Montreal, Canadá. Pero hay más: cuerdas, instrumentos de viento, resonancias de música de cámara, ausencia de voz. Lo usual en bandas catalogadas como post rock. Pero hay todavía más: juegos con saturaciones y feedbacks, sonidos ambientales, recortes sonoros que hacen que el escucha imagine los escenarios más desoladores del mundo. Recursos tal vez nada novedosos –ni en su tiempo ni años atrás– pero que Godspeed You! Black Emperor (GY!Be) ha utilizado como nadie.
La alineación de GY!Be es numerosa e imperceptiblemente cambiante como el contenido de sus álbumes. Quizás la única figura inamovible (y más reconocible) sea el guitarrista Efrim Menuck, pero no por eso puede considerársele como líder. Esta banda no se acopla a estándares. Esta banda no es una banda y, cuando estuvo cerca de parecer una (al menos una como varias otras), se dio un descanso de 10 años.
Primer movimiento / “The car’s on fire and there’s no driver at the wheel…”
Los registros apuntan a que Godspeed You! Black Emperor surgió a inicios de los 90. Hace un par de años, todo era misterio al respecto, sobre todo, una grabación en cassette titulada All lights fucked on the hairy amp drooling (1993), de la cual sólo se hicieron 33 copias. Durante mucho tiempo, circularon en internet los presumibles 27 temas del primer trabajo de la banda (más bien, demo), pero, habiendo más de tres versiones (e incluso más) y sin que alguien del grupo confirmara la autenticidad, siempre fue preferible dejar todo en leyenda no cumplida.
Fue hasta 2022, que oficialmente el álbum se subió a Bandcamp, algo tan histórico como imposible de creer para los fans. Caótico, difícil de escuchar, All lights fucked… puede tomarse como un collage de los sonidos que más adelante utilizaría GY!Be para la construcción de futuros y asombrosos álbumes.
Para los que, en su momento, nada supieron de esa grabación, la vida de Godspeed You! Black Emperor inicia en 1998, año del Moon Safari de Air, el Mezzanine de Massive Attack, el This is Hardcore de Pulp y el Desert’s Songs de Mercury Rev. Un brillante momento para la música y, ahí, entre la ola de grandes discos de grandes bandas, Efrim Menuck, Mike Moya, Norsola Johnson y alrededor de siete músicos más, presentaron al mundo el oscuramente sensacional F#A#∞.
En el primer álbum de GY!Be, se escucha el sonido que los emparenta con las bandas más reconocidas del post rock (Mogwai, Mono, Explosions in the Sky, Sigur Rós, etc). Sin embargo, algo en la música de los canadienses los hace únicos, un estilo propio que extrañamente los inserta y aleja de cualquier categoría. Resulta paradigmática la frase con la que abre el F#A#∞: “El auto está en llamas y no hay ningún conductor al volante”. Tal cual: escuchar cualquier disco de esta banda es abordar un vehículo cargado con todos los elementos que ofrece la música y la experimentación acústica, para dejarse ir a la deriva y recorrer los más diversos paisajes sonoros.
Sería exagerado decir que cada disco de Godspeed You! Black Emperor posee un sonido renovado. Lo que sí ocurre es que ofrece un viaje diferente. En su segunda entrega, un EP que lleva por nombre Slow Riot for New Zerø Kanada (1999), es como un despertar del oscuro sueño en que termina su predecesor, F#A#∞, para, en sólo dos temas (que en total hacen más de casi treinta minutos), presentar un lado más luminoso y político (otro aspecto que define a la banda).
“El gobierno estadounidense es un gobierno sistemático en el que nadie puede confiar. Yo no confío”, dice en “BBF3” una voz atribuida al mismísimo Blaze Bayley, exvocalista de Iron Maiden. De hecho, la composición –en la cual escuchamos uno de los momentos más post rock de la banda– gira torno a un poema con varios versos extraídos de la canción “Virus” de la banda de heavy metal británica.
Segundo movimiento / “The playground of the world…”
Sólo un año después de Slow Riot for New Zerø Kanada, GY!Be lanzó su disco más hermoso y aclamado: el increíble Lift Your Skinny Fists like Antennas to Heaven, un álbum doble en el que queda más definido el indefinible estilo de los canadienses: composiciones de larga duración conformadas por varios movimientos que suben, bajan y cambian emocionantemente la perspectiva del escucha, regalando atisbos de felicidad y celebración para después caer en la más cruel visualización de la realidad.
Son varios los momentos memorables del Lift Your Skinny Fists like Antennas to Heaven, pero de entre todos resalta la tercera parte, con la cual abre el disco dos: “Sleep”, una composición que eriza la piel, en la que la Coney Island se percibe como una representación del mundo: un lugar que solía ser maravilloso y que ahora ha quedado reducido a nada. “Era el patio de recreo del mundo (..) aquí solíamos dormir en la playa, pasar la noche. Ya no. Las cosas cambiaron, ya ves. Ya no duermen en la playa…”, dice Murray Ostril, un vagabundo cuya voz es utilizada para dar paso a melancólicas guitarras que pronto son acompañadas por una cimbrante batería y, luego, una gradual intensidad de sonidos que hacen evocar el lamento de la humanidad. Simplemente devastadora.
Despúes de algo tan insuperable, Godspeed You! Black Emperor se abrió a otras posibilidades e integrantes fundamentales estaban por abandonar la nave para dedicarse a otros proyectos. Pero, antes de eso (lo cual significaría una larga escala de casi 10 años), lanzaron Yanqui U.X.O (2002), un album en el que las percursiones tienen –más que otras ocasiones– un papel fundamental, haciendo que todo suene a guerra. Ejemplo, el último corte del disco, “Rocket falls on rocket falls”, que es una suerte de recorrido bélico que concluye en una esplendorosa cascada de sonidos.
Tercer movimiento / “OUR SIDE HAS TO WIN”
Cuando más gozaba de popularidad y reconocimiento, GY!Be desapareció, quedando como figura representativa del post rock y la anarquía dentro de la industria de la música (incluso está la anecdota de que agentes del FBI los confundieron con miembros de un grupo terrorista). Pero sólo eso: anécdotas que sirvieron para envolver el mito de una gran banda cuyo regreso se veía lejano y, realmente, nada solicitado. Digo, no era Oasis.
Para 2012, el mundo había cambiado y necesitaba ser musicalizado por algo más que Tame Impala o Lana del Rey. Quizás por eso (aunque seguramente no), Godspeed You! Black Emperor rompió su ausencia. Regresó de manera tan imprevista como sensacional, con Allelujah! Don’t Bend! Ascend!, un disco que sin nada más que música es panfletario y destaca por un sonido que, de alguna manera, rompe con el encapsulamiento de escenarios imaginarios creados en estudios de grabación: se oye afuera, es un sonido libre y expandido. Curioso que se escuche así, cuando el mundo comenzaba (más) a vivir ensimismado “gracias” a la avalancha digital.
Ese ánimo siguió en Asunder, Sweet and Other Distress (2015), donde el tema abridor, “Peasantry or ‘Light! Inside of Light!”, suena a una multitud dirigiéndose en masa hacia lo más alejado de la civilización, sin que esto sea necesariamente positivo (escucharlo mientras se lee “Cajas” de José Saramago, ¿por qué no?). El retorno parece darse en Luciferian Towers (2017), en donde la brillantez de las notas iniciales erige una construcción que, previsiblemente, volverá a ser quedar en ruinas… pues porque así es la pin$%&e humanidad.
Quién sabe qué rumbo tome Godspeed You! Black Emperor. Su ultimo disco, G_d’s Pee at State’s End! (2021) parece cerrar una trilogía y no estaría nada mal para cerrar una carrera. Es un álbum que, de cierta manera, remite a los inicios de la banda, sólo que con todo el bagaje ideológico y sonoro de tantos años de carrera.
Ahora, sin dejar de lado lo musical, los canadienses parecen estar más adentrados en lo político: “vacien las prisiones, quiten el poder a la policía, pongan fin a las guerras eternas y a todas las demás formas de imperialismo”, fue el pliego que acompañó el lanzamiento de G_d’s Pee at State’s End!, un album en el que lo más estremecedor no es una nota musical, sino la grabación de disparos en “Where we break how we shine”. Y en eso estamos.
Resulta revelador que la portada del último disco sea una alusión al uróboro, simbolo que representa el ciclo eterno de las cosas. Parecería, entonces, que habrá que esperar un giro de las cosas (¿otros 10 años?) para tener algo nuevo de esta banda (eso… o una suerte de reinvención).
Desde hace casi 30 años, esta banda ha hablado de guerra, corrupción, sistemas fallidos, consumismo desmedido. Y en eso estamos, en eso seguimos. “OUR SIDE HAS TO WIN”, dicen en su última composición grabada oficialmente, una predicción que parece imposible de cumplirse… y lo de Godspeed You! Black Emperor no son las predicciones, sino dibujar el fin del mundo. Y el fin es ahora.
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