
En un estudio presentado el 8 de julio en la conferencia Goldschmidt en Praga, investigadores de la Universidad de Wisconsin–Madison advierten que el derretimiento acelerado de glaciares podrÃa desencadenar erupciones volcánicas más frecuentes y explosivas en volcanes hasta ahora inactivos.
Sobre seis volcanes de los Andes chilenos, incluyendo el Mocho‑Choshuenco, la investigación reveló que durante la última glaciación —hace unos 26 000‑18 000 años— el hielo suprimÃa la actividad volcánica. Sin embargo, al retirarse, la presión liberada provocó la expansión de gases magmáticos, detonando erupciones altamente explosivas.
Este proceso, conocido de Islandia desde los años setenta, no se limita a ese paÃs. Los cientÃficos alertan que cientos de volcanes bajo glaciares en zonas como la Antártida, Norteamérica, Nueva Zelanda y Rusia podrÃan despertar ante el actual ritmo de deshielo.
El estudio presentado en la conferencia Goldschmidt ha encendido alertas en la comunidad cientÃfica, al relacionar directamente el cambio climático con un aumento potencial en la actividad volcánica global. El hallazgo no solo resalta un efecto geológico secundario del calentamiento global, sino que también expone cómo el deshielo masivo de glaciares podrÃa modificar profundamente la dinámica interna de la Tierra.
Durante miles de años, el peso de los glaciares ha ejercido una presión significativa sobre los volcanes, ayudando a mantener estables las cámaras magmáticas situadas bajo la superficie. Al desaparecer este «tapón natural», se libera esa presión, permitiendo que el magma ascienda con mayor facilidad y rapidez. Esto puede traducirse en erupciones más violentas y repentinas, un fenómeno que ya se ha observado en el pasado geológico de regiones como Islandia, y que ahora se teme que se repita en otras zonas glaciales del planeta.
La investigación, centrada en volcanes de los Andes chilenos, es una de las primeras en estudiar este fenómeno en el hemisferio sur. Gracias a técnicas como la datación por isótopos de argón y el análisis microscópico de cristales volcánicos, los investigadores lograron reconstruir con gran detalle las fases eruptivas de los últimos 20 mil años. Lo que encontraron fue claro: hubo un notable aumento en la actividad explosiva justo después de la retirada de los glaciares.
Aunque los efectos de estos cambios pueden tardar siglos en manifestarse completamente, los expertos insisten en que ahora es el momento de prepararse. Fortalecer los sistemas de monitoreo, invertir en ciencia climática y geológica, y generar conciencia pública son pasos clave para mitigar los riesgos. La relación entre el clima y el vulcanismo es compleja, pero innegable, y subraya cómo el impacto humano sobre el ambiente puede provocar respuestas inesperadas de la naturaleza.