
Una Corte Federal en Nueva York otorgó un nuevo plazo de 90 días a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México, para presentar su apelación contra la condena que enfrenta por narcotráfico y otros delitos relacionados con el crimen organizado. La decisión marca un giro importante en un caso que ha acaparado la atención mediática internacional.
Además del plazo adicional, el tribunal ordenó que cese la incomunicación en la que García Luna había estado sometido, permitiéndole comunicarse con sus abogados y familiares de manera más regular. Esto representa un cambio significativo en las condiciones de su detención y abre la puerta a una preparación más sólida de su defensa.
Detalles del caso y antecedentes


García Luna fue condenado tras demostrar la Fiscalía que facilitó operaciones del cártel de Sinaloa mientras ocupaba altos cargos en el gobierno mexicano. Su caso ha sido seguido con atención tanto en México como en Estados Unidos, dado el impacto de sus acciones en la lucha contra el narcotráfico y la seguridad pública. La apelación que ahora podrá presentar buscará impugnar tanto el proceso como la sentencia impuesta.
El tribunal consideró que el tiempo adicional es necesario para garantizar que García Luna tenga un proceso justo, y que sus derechos legales no se vean comprometidos por las limitaciones previas de comunicación. La defensa argumentó que la incomunicación afectaba la preparación adecuada de los recursos legales, mientras que la Fiscalía se mostró a favor de mantener la condena vigente.
Reacciones y contexto internacional
El caso ha generado un debate sobre la colaboración de altos funcionarios con organizaciones criminales y la responsabilidad de los gobiernos en la prevención del narcotráfico. Expertos en seguridad señalan que la apelación no garantiza cambios en la condena, pero sí prolonga la atención mediática y jurídica sobre un personaje que tuvo influencia directa en la política de seguridad en México.
Como valor agregado, es relevante mencionar que la decisión del tribunal también abre la puerta a revisiones sobre las condiciones de detención de otros presos de alto perfil en Estados Unidos. Organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado que la incomunicación prolongada puede constituir una violación de los derechos fundamentales, lo que añade un componente internacional a la atención del caso.