
Una curiosa competencia tecnológica ha sorprendido a muchos: #ChatGPT y #Copilot, dos de las inteligencias artificiales más avanzadas del momento, fueron derrotadas en una partida de ajedrez por nada más y nada menos que una Atari 2600, la consola lanzada en 1977. El hecho ya de por sí llamó la atención, pero lo más insólito vino después: Gemini AI, el modelo de Google, decidió no jugar tras enterarse del resultado.
Gemini opta por no arriesgarse al ridículo
Según fuentes cercanas al experimento, Gemini AI “declinó la invitación” para enfrentarse a la Atari 2600 tras conocer la derrota de sus competidores. Aunque se trataba de una partida simbólica para probar la capacidad de los modelos ante situaciones limitadas de hardware, el gesto de Gemini ha generado una ola de comentarios irónicos y divertidos en redes sociales.
La partida original fue organizada como una especie de prueba retro-tecnológica: poner a las IA actuales a jugar ajedrez contra un software arcaico programado para una consola con recursos extremadamente limitados. Contra todo pronóstico, la Atari logró salir victoriosa, lo que ha sido interpretado por muchos como una muestra de que la optimización y la eficiencia también juegan un papel clave en la inteligencia.
El revuelo mediático no se hizo esperar. Mientras algunos usuarios aplauden la capacidad técnica de los desarrolladores de la vieja escuela, otros se burlan del “orgullo herido” de las IAs modernas, especialmente por la retirada estratégica de Gemini. Lo cierto es que el evento ha puesto sobre la mesa una discusión interesante: ¿realmente más potencia significa más inteligencia?
Aunque este episodio es en parte una anécdota humorística, también refleja cómo la tecnología actual a veces subestima la eficiencia de sistemas diseñados con recursos mínimos. El caso de la Atari 2600 ganando al ajedrez es, sin duda, un recordatorio de que la creatividad y la lógica pura no dependen necesariamente de la capacidad de cómputo.