17 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Tras el alto el fuego en la Franja de Gaza, miles de residentes regresan a un panorama de devastación que supera cualquier conflicto anterior. La tarea de reconstrucción de viviendas, infraestructura y servicios esenciales se presenta como un desafío monumental, incluso «peor que empezar desde cero», como lo describe el profesor Andreas Krieg. La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que los daños ascienden a unos US$70,000 millones. El nivel de destrucción general en el territorio se acerca al 84%, con sectores como la Ciudad de Gaza que superan el 90%. Esta destrucción ha generado una cantidad colosal de escombros: se calcula que cerca de 60 millones de toneladas esperan ser retiradas.

Prioridades en la Reconstrucción: Seguridad y Servicios
La primera etapa de la reconstrucción es, paradójicamente, una tarea de demolición y seguridad. Las millones de toneladas de escombros no son solo restos de concreto y acero; también contienen restos humanos y, crucialmente, bombas sin explotar. El proceso inicial debe centrarse en asegurar las zonas bombardeadas, seguido por la remoción, selección y separación de los desechos. Según expertos, el concreto y el acero pueden pulverizarse y reciclarse. Sin embargo, para que los cimientos de las nuevas edificaciones puedan levantarse, se necesitará importar materiales a una escala sin precedentes, lo que requerirá la construcción de un puerto de aguas profundas para recibir miles de contenedores, ya que el proceso de reconstrucción no puede depender únicamente de camiones cruzando la frontera.
La necesidad de servicios básicos es inmediata. El suministro de agua potable es una prioridad urgente, ya que se estima que más del 70% de las 600 plantas de tratamiento de agua del territorio resultaron destruidas. La infraestructura de alcantarillado está igualmente diezmada, con las seis plantas de tratamiento de aguas residuales destruidas o dañadas. Este colapso en la sanidad no es solo un problema de infraestructura; es una crisis de salud pública, elevando el riesgo de brotes de enfermedades como el cólera y enfermedades diarreicas, que son especialmente letales para los menores. La reconstrucción de Gaza en este sector requiere una inversión inmediata de US$50 millones solo para que el 20% de la población tenga acceso a agua potable, con pérdidas totales que podrían superar los US$1,000 millones.
El sector de la vivienda refleja la magnitud de la devastación. El centro de satélite de la ONU (Onusat) estima que cerca de 282,904 casas y apartamentos han sido dañados o completamente destruidos. Las imágenes satelitales muestran vecindarios enteros, como Sheikh Radwan, completamente arrasados. Investigadores advierten que la reconstrucción de viviendas en Gaza podría «tomar décadas», especialmente si las restricciones de Israel sobre el ingreso de materiales de doble uso (civil y militar) persisten, tal como ocurrió tras los conflictos de 2014 y 2021. De continuar con los patrones anteriores, la reconstrucción de Gaza se extendería hasta 80 años, a menos que se implemente una planificación eficiente, como el diseño de campamentos que puedan evolucionar hacia barrios permanentes.
La infraestructura energética de Gaza, ya precaria antes del conflicto, ha sido aniquilada. Se estima que más del 80% de la infraestructura de generación y distribución de energía fue destruida o está inoperativa, con daños valorados en cerca de US$494 millones. La pérdida del suministro de Israel, el daño a la planta generadora impulsada por diésel y la destrucción de la red han provocado un apagón casi total. El proceso de reconstrucción debe priorizar la restauración de la red, que ahora depende de generadores y paneles solares sobrevivientes. Incluso las oficinas centrales de la Cooperación para la Distribución de Electricidad (Gedco) fueron destruidas, afectando su capacidad administrativa y técnica para operar.

A los desafíos de vivienda, agua y energía se suma la destrucción de sectores clave para la vida futura, como la agricultura y la educación. El análisis satelital muestra que el 82.4% de los cultivos anuales y más del 97% de los cultivos arbóreos, como olivares y cítricos, sufrieron daños. Esta pérdida agravó la inseguridad alimentaria y culminó en la declaración de hambruna en algunas áreas. Asimismo, la reconstrucción de escuelas es esencial, dado que casi la mitad de la población de Gaza es menor de 18 años. La agencia de la ONU, UNRWA, afirma que el 91.8% de sus edificios escolares requerirán obras mayores, incluyendo instituciones de educación superior que fueron completamente demolidas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El Corredor Netzarim y la Transformación del Territorio