16 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), Alexánder Bórtnikov, hizo una grave denuncia este jueves al afirmar que los servicios especiales del Reino Unido y Ucrania están planeando actos de sabotaje contra el gasoducto Turkish Stream. Bórtnikov fue categórico al indicar que el FSB cuenta con información detallada sobre los preparativos de estos posibles sabotajes. Esta acusación apunta directamente a una escalada en la guerra encubierta que se libra contra la infraestructura energética y crítica de Rusia y sus aliados estratégicos.
Inteligencia Británica en la Planificación de Ataques
La denuncia del jefe del FSB detalla la supuesta participación de la inteligencia británica en la planificación de ataques dentro de territorio ruso. Según Bórtnikov, los actos terroristas y sabotajes que se llevan a cabo en Rusia cuentan con el «patrocinio de los servicios especiales británicos». El funcionario fue más allá al mencionar que, en conjunto con el MI-6 (el servicio de inteligencia exterior del Reino Unido), se están planeando «incursiones de grupos de sabotaje ucranianos en las regiones fronterizas de Rusia».

El alcance de los supuestos planes de sabotaje es amplio y busca golpear la infraestructura crítica rusa. Bórtnikov detalló que los ataques no solo se limitarían a acciones terrestres, sino que también incluirían el uso de «vehículos aéreos no tripulados» (drones), «lanchas no tripuladas» y la participación de «buzos de combate». Este amplio abanico de métodos sugiere una operación compleja y bien coordinada, diseñada para causar un daño significativo a la capacidad operativa y logística de Rusia mediante actos de sabotaje estratégicos.
El director del FSB también trajo a colación una operación anterior para sustentar sus afirmaciones sobre la colaboración entre el Reino Unido y Ucrania. Bórtnikov señaló que los servicios de inteligencia británicos supervisaron la operación ucraniana llamada ‘Telaraña’, que tuvo lugar en junio, justo antes de unas negociaciones. Esta operación impactó varios aeródromos rusos, demostrando la capacidad de Kiev para realizar sabotajes a larga distancia y con objetivos militares de alto valor.
Además de la supervisión directa de la operación, el FSB acusó a los británicos de encargarse del «acompañamiento propagandístico» de la misma. Bórtnikov enfatizó que el Reino Unido difundió «informaciones falsas» en los medios de comunicación sobre los «supuestos enormes daños causados» y la «autoría exclusivamente ucraniana del sabotaje«. Esta narrativa busca presentar las acciones occidentales como una guerra de información y desinformación además de una guerra de sabotajes físicos.

La operación ‘Telaraña’ citada se materializó el 1 de junio, cuando Kiev perpetró atentados terroristas usando drones FPV (de pilotaje con visión remota) contra aeródromos militares en provincias rusas clave como Múrmansk, Irkutsk, Ivánovo, Riazán y Amur. La gravedad de la acusación reside en que Rusia no solo denuncia la autoría ucraniana de estos ataques, sino que implica directamente a los servicios especiales de una potencia de la OTAN en la planificación y encubrimiento de actos de sabotaje contra su infraestructura crítica, marcando un punto de tensión extremadamente alto en las relaciones internacionales.