
18 DE JUNIO- Oculta bajo ochenta metros de roca y resguardada por defensas #rusas S-300, la planta #Fordow es considerada el punto más inaccesible del #programaatómico de #Irán. Situada a unos 90 kilómetros de #Teherán, esta instalación fue diseñada para resistir bombardeos directos y ataques de sabotaje. Para muchos estrategas occidentales, representa un desafío casi imposible de superar sin apoyo de tecnología militar de última generación.
La existencia de Fordow salió a la luz en 2009 gracias a la denuncia de potencias occidentales que acusaron a Irán de construirla en secreto y con fines que superaban la energía pacífica. Aun así, Teherán se defendió asegurando la legalidad de su planta. El acuerdo nuclear de 2015 limitó parcialmente sus actividades, pero la retirada de Estados Unidos del pacto en 2018 reactivó el funcionamiento de sus centrifugadoras.

Tras el ataque a Natanz en 2021, Irán reforzó su estrategia y Fordow retomó el enriquecimiento de uranio a niveles muy superiores a los permitidos. De acuerdo con expertos, esta planta podría producir material suficiente para varias bombas nucleares en pocas semanas, encendiendo alarmas en la comunidad internacional por el riesgo que implica para la estabilidad de Medio Oriente.
La infraestructura de Fordow no solo depende de la profundidad y la roca que la protege. Está equipada con sistemas de defensa aérea de última generación, túneles secretos y personal altamente capacitado para reaccionar ante cualquier contingencia radiológica. Esto hace que, incluso con ataques aéreos, sea poco probable que se provoque una fuga de contaminación a gran escala.
Mientras tanto, las autoridades internacionales como la Agencia Internacional de Energía Atómica vigilan de cerca cada movimiento. A pesar de los incidentes previos, se asegura que la contención ha funcionado y no se han registrado fugas graves. Sin embargo, expertos advierten que un ataque mal ejecutado podría liberar gases tóxicos con efectos letales para la población cercana.
Aún más inquietante es la revelación de una nueva instalación subterránea en construcción: la planta Pickaxe. Con mayor profundidad y mejores defensas, esta nueva base podría convertirse en el verdadero taller de ensamblaje de armas nucleares de Irán. Por ahora, Fordow sigue girando en silencio, recordando al mundo que la estabilidad en la región pende de un delicado equilibrio bajo toneladas de roca.

Me parece bien que se hable de este tema, pero a veces siento que no se le da la importancia que merece. Es un asunto que afecta a mucha gente y debería estar más en el centro de la conversación.