
8-Octubre-2025.-.Tras los disturbios del pasado 2 de octubre, se reavivó el debate sobre los protocolos de actuación de la policía capitalina, los cuales limitan la acción de los oficiales incluso frente a agresiones con objetos peligrosos. La normativa vigente obliga a los policías a permanecer “firmes y tolerantes” y a intentar persuadir al agresor antes de aplicar cualquier medida coercitiva.
El Protocolo General de Actuación Policial establece que los uniformados deben mantener distancia respecto a los contingentes y priorizar la comunicación y negociación con los manifestantes. La normativa busca proteger tanto los derechos de los participantes en la protesta como de terceros que puedan estar en riesgo durante los eventos.
En las movilizaciones más numerosas es común que personas ajenas se sumen para causar vandalismo a mobiliario urbano o comercios. En estos casos, los policías deben evaluar riesgos y decidir acciones preventivas, como conducir o encauzar a los manifestantes hacia zonas de menor riesgo, siempre bajo las órdenes del mando responsable del operativo.
Sobre el uso de la fuerza, los protocolos especifican que solo se puede aplicar hasta el nivel de reducción física de movimientos, es decir, técnicas para inmovilizar a una persona que represente un riesgo para sí misma o para otros. Cualquier instrumento utilizado debe ser proporcionado por la corporación.
El mando del operativo es quien determina la necesidad de usar la fuerza y da las instrucciones correspondientes al personal policial. La aplicación de la fuerza debe ser gradual, proporcional y siempre bajo supervisión, asegurando que se respete la integridad de los manifestantes y ciudadanos presentes.