
Lo que debía ser una celebración para los fans de la música alternativa terminó en un verdadero desastre. El Festival Bandemia, que se realizaría el 2 de agosto en la Sala Urbana de Naucalpan, fue cancelado tras un intento de portazo, empujones, desorganización y el uso de extintores para dispersar al público. Los asistentes vivieron momentos de angustia ante la falta de control y protocolos por parte de los organizadores.
Desde antes del inicio, el ambiente era caótico. Según testimonios recabados por la cuenta Morras en conciertos, hubo confusión con los boletos, cuyos precios variaban entre 100 y 650 pesos. Se formaron dos filas: una para quienes pagaron por transferencia y otra para los que llevaban código QR. Pero, sin un sistema claro, muchas personas fueron rechazadas, incluso aquellas que habían pagado correctamente.
Fallas en la organización y acciones fuera de control
A medida que la molestia crecía, algunos asistentes trataron de poner orden, pero el staff colocó vallas para cerrar el acceso, lo que terminó por detonar los ánimos. Fue entonces cuando personal de seguridad usó extintores contra el público, lo que generó una nube de polvo que muchos describieron como gas lacrimógeno. Varios entraron llorando, con los ojos irritados y visiblemente afectados.
Mientras tanto, en el interior del recinto, todo parecía transcurrir con normalidad, hasta que, en plena presentación de Macario Martínez, se fue la luz. Los presentes empezaron a chiflar y fue en ese momento cuando se dieron cuenta del caos que ocurría afuera. La falta de información solo aumentó la tensión, y el descontento se volvió generalizado.

Cancelación oficial y críticas a los organizadores
A través de redes sociales, los organizadores anunciaron que se restringiría el acceso por “recomendaciones de Protección Civil”. Sin embargo, muchos asistentes aseguran que nunca se cumplieron los protocolos básicos de seguridad y que el problema de fondo fue el sobrecupo y la falta de logística. El evento fue cancelado sin reembolso y con miles de personas molestas.
El Festival Bandemia dejó más que una decepción: mostró los riesgos de una mala organización en eventos masivos. Usuarios en redes exigen que los responsables den la cara y devuelvan el dinero. También piden que se revisen las condiciones en que se otorgan los permisos para este tipo de conciertos. Lo que debía ser una tarde de música y convivencia terminó siendo una experiencia caótica que muchos querrán olvidar.
