
3-Noviembre.-.2025.-. el exclusivo barrio cerrado Martindale Country Club, en Pilar, se vio sacudido por un feminicidio que desnudaría la violencia detrás del poder en Argentina. El empresario Jorge Neuss, de 73 años, asesinó a su esposa Silvia Saravia, de 69, con un revólver calibre .357 Magnum y luego se suicidó. El hallazgo fue realizado por uno de sus hijos, que alertó a la seguridad del barrio privado.
El caso puso de relieve cómo la violencia de género puede esconderse puertas adentro de círculos privilegiados, donde el poder económico y el prestigio social muchas veces ocultan abusos y conflictos familiares. La pareja tenía cuatro hijos adultos y una trayectoria pública vinculada al éxito empresarial y a la política, lo que intensificó la atención mediática y social sobre un crimen íntimo que se convirtió en un símbolo de la violencia machista en la élite.
Apellidos con historia y vínculos de poder
Jorge Neuss provenía de una familia que controló durante décadas Soda Neuss Belgrano, primera productora de gaseosas de Argentina. Mantenía vínculos con sectores políticos y financieros y compartía actividades sociales con figuras como el expresidente Carlos Menem. Silvia Saravia, en cambio, se dedicaba a labores solidarias y fundaciones educativas, y su vida pública era discreta. Su muerte evidenció cómo la violencia machista no distingue clase social ni privilegios.
Horas antes del crimen, Saravia había informado a su hija que planeaba alejarse temporalmente de la casa familiar. Sin embargo, Neuss la atacó en el baño, disparándole por la oreja y atravesando el cráneo. Testimonios familiares indican que atravesaban un momento difícil por la enfermedad de uno de los hijos, pero no había indicios previos de conflicto marital grave, lo que demuestra cómo la violencia puede permanecer invisible hasta el desenlace fatal.
Feminicidio en la élite: un espejo de la impunidad
El caso Neuss–Saravia desarmó el mito de que la violencia de género es exclusiva de sectores vulnerables. La cobertura mediática inicial evitó muchas veces el término feminicidio, hablando de “drama familiar” o “crimen pasional”. Organizaciones feministas denunciaron esta visión y subrayaron que el poder económico y social actúan como barreras para que las víctimas puedan denunciar, prolongando la impunidad.
Cinco años después, la investigación judicial se cerró tras confirmarse el suicidio de Neuss, sin imputados ni juicio. No obstante, el caso reavivó el debate sobre la necesidad de políticas de prevención que también incluyan a las élites económicas y sobre cómo los ambientes de poder pueden proteger al agresor más que a la víctima.
Violencia de clase alta y lecciones pendientes
Entre 2015 y 2025, se registraron 2.827 feminicidios en Argentina, muchos vinculados a entornos de poder y con escasa respuesta institucional. El caso de Silvia Saravia expone que el machismo no distingue barrios ni apellidos, y que el silencio y la impunidad persisten en sectores donde la apariencia social puede camuflar el abuso. Cada aniversario recuerda que la violencia de género atraviesa todas las clases sociales y que la justicia debe abarcar desde la calle hasta la élite.
			
			









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