
En Jalisco, colectivos de familiares de personas desaparecidas y diversas organizaciones civiles demandan a Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) una mayor transparencia y precisión en los procedimientos de inhumación y exhumación de cuerpos no reclamados. Señalan que aunque existe un protocolo técnico, su aplicación genera dudas y no siempre se comunica de forma clara a quienes tienen interés directo.
Según estadísticas presentadas por el propio IJCF, de cada 19 cuerpos que ingresan sin identificar solo uno logra ser reclamado por sus familiares; los otros 18 acaban siendo sepultados por el Estado. Este desbalance arroja inquietud sobre la trazabilidad, el seguimiento y la posibilidad real de exhumación si algún familiar aparece tiempo después.
El protocolo oficial indica que cada caso debe integrar un «archivo básico de identificación» que incluya datos genéticos, dactiloscópicos, odontológicos, antropológicos, fotografías y dictamen de necropsia, antes de aprobar la inhumación de personas no reclamadas. Sin embargo, colectivos afirman que en la práctica la comunicación sobre estos criterios, los tiempos de espera o la condición para una eventual exhumación no siempre llega de forma completa a las familias.
Por ejemplo, vínculos públicos señalan que el procedimiento concluye con una mesa de trabajo donde participan la IJCF, la Fiscalía del Estado de Jalisco y la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas (SIBP). Esta instancia revisa los casos y aprueba la inhumación cuando no se encontraron familiares o estos autorizaron la sepultura. Aun así, las familias indican que poco se les informa sobre cómo y cuándo se podría revertir este trámite si un familiar se presenta en el futuro.
Otro factor crítico es la capacidad institucional: el IJCF afronta una acumulación histórica de cuerpos sin identificar que sobrepasa las instalaciones asignadas. Los espacios en panteones municipales están cada vez más saturados, lo que agrava la presión sobre los procesos de inhumación. Frente a ello, algunos colectivos insisten en que una mayor claridad institucional y acompañamiento a quienes esperan identificar a sus seres queridos podría aliviar parte de la angustia y desconfianza.









