
24 JULIO 2025- INTERNACIONA- La lucha libre pierde a una de sus figuras más emblemáticas: Hulk Hogan, quien falleció a los 71 años debido a una insuficiencia cardíaca. Conocido por su nombre real, Terry Bollea, Hogan se convirtió en un ídolo global en las décadas de los 80 y 90, cuando su personaje musculoso, patriótico y carismático se ganó el corazón de millones de fanáticos. Su primera gran aparición fue en 1979 con la World Wrestling Federation (WWF), donde debutó con una imagen imponente y una actitud que encajaba perfectamente con el sentimiento nacionalista estadounidense del momento.
Durante años, Hogan fue la cara de eventos tan icónicos como WrestleMania, y protagonizó enfrentamientos memorables como el que tuvo contra André the Giant, una de las peleas más vistas de la historia. Su influencia llegó más allá del cuadrilátero, participando en películas como Rocky III y en el programa Hogan Knows Best, donde mostró su faceta familiar. Su paso por la lucha libre lo consolidó como un pionero del entretenimiento deportivo, aunque su carrera también estuvo marcada por múltiples controversias que empañaron su legado.

Una trayectoria marcada por escándalos y transformaciones
Hogan no solo fue un héroe en el ring, también se convirtió en una figura mediática llena de luces y sombras. Su confesión del uso de esteroides en los años 90, el escándalo del video sexual publicado por Gawker y su expulsión de la WWE en 2015 por comentarios racistas, fueron capítulos oscuros en su trayectoria. En 1993 sorprendió al abandonar la WWF para unirse a la competencia, WCW, donde incluso cambió su imagen de héroe a villano, generando impacto en la narrativa de la lucha libre televisada.
Además, su ferviente apoyo a Donald Trump en la campaña presidencial de 2024 lo volvió a poner en el ojo del huracán. Participó en mítines políticos, llamando abiertamente al voto republicano, lo que provocó críticas tanto dentro como fuera del mundo del entretenimiento. Su figura pasó de ser un símbolo cultural a una presencia polémica, especialmente en redes sociales y medios tradicionales.

En entrevistas recientes, como la que dio al podcast de Logan Paul, Hogan detalló las secuelas físicas que le dejó su carrera: múltiples cirugías de espalda, rodillas y hombros, hasta el punto de decir que ya no quedaba “nada original” en su cuerpo. Estas declaraciones reflejan no solo el desgaste físico de la lucha libre, sino también los sacrificios que conlleva el mantenerse vigente en un negocio tan demandante y competitivo.
Vale la pena mencionar que Hogan fue fundamental para la expansión global de la lucha libre. Su figura ayudó a popularizar el deporte-espectáculo en países donde antes no era relevante, y generó un fenómeno comercial que incluyó juguetes, camisetas, videojuegos y hasta películas animadas. El modelo de “superestrella” que hoy siguen muchos luchadores nació, en buena medida, con él.
Su fallecimiento cierra un ciclo en la historia del entretenimiento deportivo, dejando una herencia compleja: por un lado, la imagen de un héroe que marcó a generaciones; por el otro, la sombra de los excesos, errores y polémicas que lo acompañaron hasta sus últimos días. La lucha libre moderna no puede entenderse sin su figura, y aunque el debate sobre su legado seguirá abierto, lo cierto es que Hogan fue, es y será una figura inolvidable.