
Sábado12 de Julio del 2025.- La muerte de Pedro Antonio “Tony” Rodríguez, boxeador mexicano originario de Gómez Palacio, Durango, ha causado conmoción tanto en su comunidad como en el entorno del deporte de los puños. El púgil de 37 años fue encontrado sin vida la mañana del domingo 6 de julio en un hotel de Phoenix, Arizona, donde se hospedaba tras participar en una función boxística profesional. Apenas unas horas antes, había subido al ring para enfrentar al estadounidense Phillip Vella en el American Royal Palace.
El combate, pactado a seis asaltos en la categoría supergallo, concluyó con derrota para el mexicano, quien, según versiones cercanas, se encontraba preparando su regreso a México. Sin embargo, esa madrugada nunca despertó. Su cuerpo fue hallado sin signos vitales, lo que llevó a las autoridades locales a iniciar una investigación para esclarecer la causa exacta de su muerte. Hasta ahora, no se ha revelado si hubo algún golpe que comprometiera su salud o si padecía condiciones previas no detectadas.

Además de su trayectoria en el boxeo, Tony Rodríguez trabajaba como camillero en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), oficio que alternaba con su carrera deportiva para sostener a su esposa Karla y sus tres hijos. Compañeros de trabajo, amigos y miembros de la comunidad boxística de La Laguna han manifestado su pesar en redes sociales. Muchos lo recuerdan como un hombre humilde, persistente y comprometido tanto en el cuadrilátero como en su vida personal.
Rodríguez debutó en 2008 y sostuvo una carrera irregular, marcada por esfuerzos personales ante la falta de respaldo profesional. Organizaba sus entrenamientos, buscaba peleas por cuenta propia y enfrentó a rivales en México y el extranjero sin contar siempre con preparación médica especializada. A lo largo de los años combatió en Puerto Rico, Filipinas y Estados Unidos, motivado por las mejores bolsas, aunque las condiciones fueran adversas.
En su regreso al ring en 2025, tras años de inactividad, “Tony” sostuvo dos combates en Estados Unidos. El segundo, que tuvo lugar el sábado 5 de julio, fue el último. Su fallecimiento plantea serias preguntas sobre los protocolos médicos en el boxeo profesional, sobre todo cuando se trata de peleadores independientes, sin promotoras estables ni seguimiento clínico posterior a los combates. La repatriación de su cuerpo y el apoyo a su familia han sido gestionados por sus allegados.