
7 DE NOVIEMBRE DEL 2025 – NACIONAL. Una fuerte explosión se registró en un ducto del Centro de Procesos y Transporte Atasta, de Petróleos Mexicanos (Pemex), ubicado en el municipio de Carmen, Campeche. El incidente, que tuvo lugar en una línea de gas de 36 pulgadas en el área de arribo de plataformas, obligó a la evacuación inmediata de decenas de trabajadores que se encontraban en las instalaciones. De manera preventiva, Pemex activó su Plan de Respuesta a Emergencias (PRE), priorizando la seguridad del personal y del entorno, aunque hasta el momento no se han reportado personas lesionadas.
La acción de evacuación fue coordinada rápidamente por elementos de Seguridad Física de Pemex, la Policía Estatal, la Guardia Nacional, la Secretaría de Marina y la Policía Municipal, quienes acordonaron la zona del incidente para garantizar la seguridad. Aunque la paraestatal no ha proporcionado aún una información oficial detallada sobre las causas o el alcance del daño, la rápida movilización de todas las fuerzas de seguridad resalta la gravedad del suceso ocurrido.
Fuga de Gas Sulfhídrico Eleva la Alarma de Contaminación
El incidente se agravó por la consecuente fuga de gas que se generó a raíz de la explosión. La principal preocupación de las autoridades y del personal de la planta fue que el gas fugado pudiera ser sulfhídrico (H2S), una sustancia que es altamente contaminante y potencialmente mortal incluso en bajas concentraciones. Este temor obligó a adoptar medidas de emergencia de alto nivel, debido a la toxicidad extrema y el riesgo que representa para la vida humana y el medio ambiente costero.
Un obrero de la planta describió el evento como una experiencia aterradora, señalando que «hubo fuga. Bajó la presión y cerró la válvula de paro por emergencia». La detención automática de los módulos de bombeo neumático a causa de la baja presión provocó una vibración intensa en toda la planta, dando una sensación de temblor que, según su testimonio, «Fue horrible como si temblara». Estos sistemas de seguridad son cruciales para mitigar desastres en la infraestructura de Pemex, deteniendo el flujo de hidrocarburos.
El incidente en el Centro de Procesos y Transporte de Gas Atasta (CPTGA) pone en evidencia el riesgo constante asociado a la infraestructura petrolera que maneja gas amargo (con alto contenido de H2S) proveniente de la Sonda de Campeche. El gas sulfhídrico es conocido como el «asesino silencioso» porque, aunque en bajas concentraciones tiene un olor penetrante a huevo podrido, en concentraciones altas paraliza el sentido del olfato casi instantáneamente, lo que puede llevar a la pérdida de conciencia y la muerte por asfixia en cuestión de minutos. Los protocolos de Pemex para H2S son estrictos y obligan al uso de equipos de detección y protección respiratoria autónoma, lo que explica la severidad de las medidas de evacuación y acordonamiento adoptadas ante la sospecha de su presencia.
El CPTGA es una instalación clave y estratégica que recibe una gran cantidad de gas amargo marino y condensado para recomprimirlos y enviarlos a otros Centros Procesadores de Gas en el sureste. Por ello, cualquier daño en un ducto de 36 pulgadas, como el afectado, implica no solo un riesgo ambiental y de seguridad, sino también una interrupción significativa en la cadena de procesamiento de hidrocarburos de la empresa productiva del Estado.

Debido a la explosión y la fuga, aún no se ha notificado si el personal podrá regresar a sus labores este viernes. Las autoridades de Pemex deben realizar un peritaje exhaustivo sobre las condiciones en que se encuentra la planta para evaluar los daños estructurales y, sobre todo, certificar que no existe riesgo para la integridad de los trabajadores antes de retomar las operaciones. El tiempo que tome esta revisión determinará la duración del paro operativo.








