
23 DE JUNIO-El #EstrechodeOrmuz es uno de los puntos más estratégicos del #planeta, pues por sus angostas aguas transita casi una quinta parte del #petróleo que se consume en todo el #mundo. Este canal, que separa a Omán de Irán por apenas 33 kilómetros en su parte más angosta, conecta a los grandes productores de crudo de Medio Oriente con mercados en Asia, Europa y América. Tras los recientes ataques de Estados Unidos a instalaciones nucleares iraníes, el riesgo de que Teherán cierre este paso ha puesto en alerta a las potencias mundiales.
En la primera mitad de 2023, se movieron diariamente por Ormuz cerca de 20 millones de barriles de petróleo, equivalentes a casi 600 mil millones de dólares anuales. No es de extrañar que cualquier interrupción eleve de inmediato los precios globales del crudo y cause nerviosismo en los mercados. El parlamento iraní ya aprobó una ley que le permitiría cerrar el estrecho, aunque la decisión final depende del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.
China, pieza clave en la estrategia
Estados Unidos, consciente del impacto que tendría un bloqueo, solicitó a China que utilice su influencia para evitar que Irán concrete la amenaza. No es un pedido menor: Pekín es el principal comprador de crudo iraní, con más de 1.8 millones de barriles diarios, y cualquier interrupción pondría en riesgo su seguridad energética. El secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que cerrar Ormuz sería un “suicidio económico” para Irán y reiteró que Washington tiene opciones militares para responder.
Para Irán, bloquear el estrecho sería un mensaje de poder, pero también un riesgo diplomático y económico. Sus vecinos del Golfo, altamente dependientes de la exportación de petróleo, también saldrían perjudicados, y es probable que China, su principal socio, presione para mantener abierto este paso vital.

Posibles escenarios de cierre
Expertos coinciden en que Irán tiene capacidad para bloquear el estrecho de forma temporal usando minas navales, lanchas rápidas y submarinos de su Guardia Revolucionaria. Sin embargo, las mismas naves que ejecuten ataques podrían convertirse en blancos fáciles para la respuesta de Estados Unidos y sus aliados. Ya durante la guerra Irán-Irak en los años ochenta, Washington escoltó petroleros para garantizar el libre tránsito, y no dudará en hacerlo de nuevo si la tensión escala.
Cerrar Ormuz afectaría a gigantes como Arabia Saudita, que exporta unos seis millones de barriles diarios por esa ruta, y a Qatar, que depende del canal para vender gas natural licuado. De ahí que la preocupación no solo es de Washington y Pekín, sino de toda la región del Golfo.

Impacto global
Un cierre total sería “territorio desconocido”, afirman analistas como Bader Al-Saif de la Universidad de Kuwait. Los mercados reaccionarían con alzas récord en los precios del crudo, generando efectos en cascada sobre la inflación y el comercio mundial. Países como Japón, Corea del Sur e India también se verían golpeados, dado que buena parte de su energía llega a través de este corredor.
Por ahora, la posibilidad de un cierre sigue siendo más una carta de presión política que una acción inminente. Aun así, la comunidad internacional observa cada movimiento con cautela, pues cualquier chispa podría desencadenar un conflicto mayor en una de las rutas marítimas más vigiladas del planeta.

La verdad es que me parece bien que se hable de este tema, porque es algo que afecta a muchas personas. Pero, por otro lado, creo que a veces se exagera un poco y se pierde de vista lo que realmente importa. Es importante encontrar un equilibrio y no dejarse llevar solo por lo que suena más impactante.