El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU (FWS) anunció este martes nuevas protecciones para los lobos mexicanos, que hacen más difícil a los rancheros tener justificación para matarlos.
Los nuevos estándares publicados hoy requieren evidencia concreta de que el lobo mexicano atacó a ganado vivo para poder cazarlos.
La evidencia se obtiene por medio de un proceso conocido científicamente como presencia de “hemorragia subcutánea”, una prueba que han impulsado los defensores del lobo mexicano (Canis lupus baileyi).
Nuestro objetivo ha sido asegurarnos de que no se culpe sin pruebas a los lobos grises mexicanos por la depredación del ganado”, dijo hoy en un comunicado Greta Anderson, subdirectora del Proyecto Western Watersheds, que ha trabajado por la protección de estos animales.
Aseguró que la incidencia “exagerada” de la supuesta participación de los lobos mexicanos en la muerte de ganado en el suroeste del país ha tenido impactos negativos en el programa de recuperación de este animal.
“Es espantoso que se culpe a los lobos grises mexicanos de matar vacas que murieron de algo completamente diferente”, dijo Michael Robinson, activista con el Centro para la Diversidad Biológica.
Robinson dijo estar complacido de que el gobierno este endureciendo los estándares para determinar las causas de la mortalidad del ganado, pero considera que se debería ir más allá y exigir que los ganaderos se deshagan adecuadamente del ganado muerto para proteger tanto a los lobos como al mismo ganado.
Los activistas resaltaron que varias investigaciones han encontrado un alto porcentaje de muertes injustificadas de lobos mexicanos, que fueron acusados sin prueba de haber matado ganado.
Consideran que el FWS tiene la responsabilidad no solo de determinar con precisión la causa de la muerte del ganado, sino también de ayudar a disipar los mitos que rodean a los lobos y promover estrategias que eviten conflictos entre los rancheros y ambientalistas.
Considerado una de las cinco subespecies del lobo gris que habita en Norteamérica, el lobo mexicano fue agregado a la lista de especies en peligro de extinción en 1976, tras ser casi exterminado en su hábitat natural en Nuevo México y Arizona como consecuencia de una cacería indiscriminada.
En 1998, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) de EU.UU. liberó los primeros lobos mexicanos en el suroeste de Arizona para después hacer lo mismo en Nuevo México.
Desde entonces el proyecto ha estado plagado de polémica y procesos legales ante la queja de rancheros.
Actualmente una corte en California evalúa una demanda presentada por grupos defensores del medio ambiente que buscan reformar el plan de conservación del lobo mexicano.
Con información de EFE
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