6 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. El gobierno del presidente Donald Trump planea reinterpretar un tratado de control de armas de casi 40 años de antigüedad para facilitar la venta de sofisticados drones militares a países aliados. La nueva interpretación del Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR) busca redefinir a los drones tipo «Reaper» como aeronaves, en lugar de sistemas de misiles. Esta decisión, que se espera impulse las ventas de drones, permitirá a Estados Unidos competir de manera más efectiva con rivales como China y Turquía, que actualmente dominan el mercado de vehículos aéreos no tripulados.
Esta medida podría tener un impacto inmediato en el mercado de armas. Según fuentes cercanas al plan, esta nueva política abriría la puerta para la venta de más de 100 drones MQ-9 a Arabia Saudita, un acuerdo que el reino solicitó a principios de este año y que se enmarcaría en un pacto armamentístico más amplio de US$142 mil millones. Además, otros países en Europa del Este y el Pacífico han expresado interés en adquirir estos vehículos. La flexibilización de las restricciones de exportación beneficiaría a fabricantes estadounidenses como General Atomics y Kratos, permitiéndoles aumentar sus ventas militares al extranjero.

La competencia global y la reinterpretación de un tratado
El MTCR, firmado en 1987, fue diseñado para frenar la venta de misiles de largo alcance. Aunque los drones no existían en ese entonces, fueron incluidos en el tratado debido a su capacidad para volar largas distancias y portar armas. Bajo la interpretación actual, la exportación de drones de gran tamaño está sujeta a una «fuerte presunción de denegación». La nueva postura de Trump busca eludir esta restricción, tratando a los drones como si fueran aviones de combate tradicionales. Esta decisión surge en un momento de intensa competencia, donde rivales como China e Israel, que no son signatarios del MTCR, han logrado importantes ventas en Oriente Medio sin las mismas limitaciones.
El gobierno de Trump ha justificado este cambio como una forma de que Estados Unidos «se convierta en el principal proveedor de drones en lugar de ceder ese espacio a Turquía y China». La competencia es feroz, ya que los drones se han convertido en una parte esencial del campo de batalla moderno. Turquía, a pesar de ser signatario, ha logrado vender su modelo Bayraktar-TB2 a Ucrania debido a su menor alcance. Este nuevo enfoque en las ventas de vehículos no tripulados busca recuperar el liderazgo en un mercado de alto valor estratégico y económico para Washington.
Riesgos y beneficios de la nueva política
La nueva directriz, que es la primera parte de una revisión más amplia del programa de Ventas Militares al Extranjero de EE.UU., será promocionada por la Casa Blanca como una medida para crear empleos y reducir el déficit comercial. Sin embargo, no está exenta de críticas. Defensores de los derechos humanos y del control de armas han advertido que la venta de drones a países con historiales cuestionables, como Arabia Saudita, podría exacerbar la violencia y la inestabilidad en regiones ya volátiles como Oriente Medio y el sur de Asia.
El gobierno de Joe Biden había adoptado una postura más firme en 2021 sobre la venta de armas a Arabia Saudita, citando el uso de estos equipos en la campaña contra los hutíes en Yemen, que causó numerosas muertes de civiles. Sin embargo, las relaciones entre Washington y Riad han mejorado desde el ataque de Hamas a Israel en octubre de 2023. Aunque todas las ventas de drones seguirán sujetas a un proceso de revisión que examina el historial de derechos humanos del comprador, la flexibilización de las reglas principales podría abrir una nueva era de exportación de drones de alta tecnología con graves consecuencias geopolíticas.

Aunque la nota se enfoca en las implicaciones geopolíticas y comerciales, un aspecto crucial no mencionado es la naturaleza cambiante del MTCR y cómo esta reinterpretación unilateral podría afectar la confianza de los demás signatarios. El tratado, si bien no es legalmente vinculante, se basa en la cooperación voluntaria y la confianza mutua entre 35 naciones. Al reinterpretar unilateralmente las reglas para su beneficio comercial y estratégico, Estados Unidos podría socavar la credibilidad del acuerdo, incentivando a otros miembros a seguir un camino similar o, incluso, a retirarse. Este debilitamiento del tratado no solo podría desatar una carrera armamentista de drones a nivel global, sino que también pondría en riesgo la seguridad internacional a largo plazo, al disminuir la cooperación en un tema tan crítico como el control de la proliferación de armas.