
17 de Septiembre del 2025.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que el ejército de su país destruyó una tercera lancha narco, presuntamente proveniente de Venezuela, en una operación que eleva la tensión entre ambos países. Aunque el Pentágono solo había confirmado dos ataques previos, Trump afirmó que sus fuerzas militares desmantelaron una embarcación más, enviando un mensaje claro y contundente al régimen de Nicolás Maduro. Este incidente se suma a una serie de acciones que forman parte de la campaña estadounidense contra el narcotráfico y el crimen organizado. El mandatario estadounidense ha sido muy vocal en su postura, advirtiendo a Maduro que cese el envío de drogas y criminales a suelo norteamericano.
La escalada contra el narcotráfico venezolano
La reciente operación militar es un nuevo capítulo en la creciente tensión entre Washington y Caracas. Según Trump, el objetivo es desmantelar las redes de tráfico de drogas que, a su juicio, representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. El presidente aseguró que el ataque resultó en la muerte de «terroristas» y publicó un video en redes sociales que muestra una lancha siendo consumida por una explosión. Esta acción, sumada a un ataque anterior que habría dejado 11 muertos, subraya la agresividad de la estrategia estadounidense. El presidente ha dejado claro que no dudará en utilizar la fuerza militar para combatir lo que considera una amenaza directa a su país y a sus ciudadanos.
El presidente Trump no ha escatimado en declaraciones, advirtiendo a Maduro que deje de «enviar drogas y criminales» a Estados Unidos. La campaña ha sido justificada por la Casa Blanca como una medida necesaria para proteger los intereses vitales del país. Trump publicó en Truth Social que los «cárteles del narcotráfico extremadamente violentos» son una amenaza para la seguridad nacional y la política exterior estadounidense. El segundo ataque, detallado por Trump, mostró una embarcación consumida por una bola de fuego, un acto que él describió como una respuesta letal al crimen organizado. Estas acciones han sido calificadas por el régimen venezolano como «agresión», y Maduro ha denunciado la falta de comunicación entre ambos gobiernos, lo que agrava aún más la situación diplomática.
Trump también sugirió que los ataques militares podrían extenderse más allá del mar, con la posibilidad de intervenir en tierra para detener el tráfico de drogas. Mencionó que, si bien el ejército estadounidense ha visto menos embarcaciones en el Caribe desde el inicio de la campaña, los cárteles siguen contrabandeando narcóticos por tierra. El presidente afirmó que Estados Unidos «también los va a detener» en tierra, de la misma manera que lo ha hecho en el mar. Esta declaración sugiere un posible endurecimiento de la estrategia de seguridad, expandiendo el teatro de operaciones para combatir a los narcotraficantes y sus redes.
La evidencia presentada por Trump para justificar los ataques ha sido elogiada por su administración. Al ser consultado sobre las pruebas de que el buque transportaba drogas, Trump afirmó: “Tenemos pruebas. Basta con mirar el cargamento esparcido por todo el océano: grandes bolsas de cocaína y fentanilo por todas partes”. Esta declaración busca legitimar las acciones militares y reforzar el mensaje de que la lucha contra el narcotráfico es una prioridad para la Casa Blanca. El uso de imágenes y videos en las redes sociales, tanto por el presidente como por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha sido clave para comunicar el alcance y la severidad de las operaciones.

El narcotráfico desde la perspectiva de la política exterior estadounidense
El enfoque de la administración Trump en la lucha contra el narcotráfico se alinea con una política exterior que privilegia la seguridad nacional por encima de la diplomacia. A diferencia de administraciones anteriores, que podían centrarse en la cooperación internacional y el desarrollo, el gobierno de Trump ha adoptado una postura más agresiva y unilateral. La narrativa de «una amenaza a la seguridad nacional» ha sido un elemento central, permitiendo justificar el uso de la fuerza militar en lo que se presenta como una guerra contra los cárteles. Esta aproximación no solo tiene implicaciones en las relaciones con Venezuela, sino que también redefine el rol de las fuerzas armadas en el combate al crimen organizado. La intensificación de estas operaciones también resalta la complejidad de la cooperación regional, ya que no todos los países están de acuerdo con el uso de la fuerza militar para resolver un problema que muchos consideran que requiere una respuesta más integral, que incluya la inteligencia, la diplomacia y el desarrollo económico.