En la alcaldía Iztapalapa se ubica el legendario Cerro de la Estrella. Un volcán extinto que en la antigüedad era el espacio escogido para la celebración del Fuego Nuevo cada 52 años. La intención de este ritual era literalmente evitar la muerte del Sol y de la luz.
Pero además de su importancia, se ha hecho famoso por sus más de 140 cuevas con historias y leyendas y por un tiempo se pensó que en ellas llegó a estar oculto el tesoro de Moctezuma.
Subir al Cerro de la Estrella, también conocido como Huizachtépetl —cerro del huizache o de las espinas, por las ramas espinosas del árbol de huizache que es abundante en la zona— es una experiencia inolvidable. En su cima permanece la base del templo donde por varias generaciones se renovó el tiempo del Sol, cada vez que el calendario sagrado prehispánico de 260 días se alineaba con el calendario solar de 365 días.
La vista de la ciudad desde su punto más alto es todo un espectáculo. La CDMX puede ser contemplada a 224 metros por arriba de su nivel. Hoy en día, el Cerro de la Estrella es un lugar para practicar ecoturismo, deporte, conocer del pasado de nuestro país y asistir cada año a la representación del Via Crucis. Es un tesoro que permanece al sudeste de la ciudad, en Iztapalapa.
Leyendas y tesoros en el Cerro de la Estrella
Este gran volcán en extinción se alza a 2460 metros sobre el nivel del mar. Se le consideraba como un lugar sagrado y según sus antiguos pobladores, en el lugar cayó una estrella que le dio origen a todo lo que hay. Su templo ceremonial está orientado hacia el Templo Mayor y se cree que había un camino sagrado que llegaba de ahí a la Gran Tenochtitlan.
El emperador Moctezuma II tuvo que mostrar a los españoles el tesoro que se alojaba en la capital azteca; joyas y piezas de oro recolectadas por varias generaciones. El imperio mexica era el más poderoso de todo el continente. Mediante su sistema de dominio atesoraba el tributo de varios pueblos de los alrededores y de regiones de Guerrero y de Oaxaca.
Moctezuma murió debido a una piedra lanzada por su propio pueblo mientras trataba de apaciguarlo. Hernán Cortés y sus hombres, cargados con lo que se pudo del tesoro azteca, salieron de la Gran Tenochtitlan el 20 de junio de 1520 —en la llamada Noche Triste—, pero acosados por los mexicas, se vieron derrotados y gran parte del tesoro fue recuperado por sus dueños.
Tesoro escondido
Al conocer la ambición de los conquistadores, los aztecas ocultaron el tesoro de la discordia en otros sitios, probablemente en las cuevas del Cerro de la Estrella, así como en una caverna del cerro del Tepeyac, pero estas son meras suposiciones.
Los españoles sólo pudieron conservar parte del botín y volvieron a Tenochtitlan para torturar a Cuauhtémoc, sucesor de Moctezuma, para que les revelara la ubicación del oro. Se supo que el tesoro fue arrojado a la laguna junto con las armas de los españoles, pero nunca fue encontrado.
La ceremonia del Fuego Nuevo
En 2006 se descubrió la base de la pirámide principal del Cerro de la Estrella y un patio donde se hacían ofrendas y reuniones sociales prehispánicas, junto al lugar donde se llevan a cabo las crucifixiones de “La Pasión de Cristo” cada año, en Semana Santa. También se sabe que por el cerro había otros puntos ceremoniales.
El Cerro de la Estrella o Huizachtépetl era un centro ceremonial de gran importancia. El Fuego Nuevo marcaba la renovación del calendario y los tlatoanis o sacerdotes le daban el fuego a cuatro corredores experimentados para que lo llevaran a las distintas regiones del altiplano con teas de pino, de lo contrario el Sol moriría y la oscuridad sería perpetua.
El fuego tenía que regresar
El universo era una flor de cuatro pétalos y Tenochtitlan estaba en su centro. El fuego de todas las ciudades circundantes se apagaba. La gente se lamentaba por lo que pasaría si el Sol no volvía y se deshacía de sus vestidos, alhajas, enceres domésticos y de sus ídolos para renovarlos cuando el fuego se volviera a encender.
En la ceremonia se sacrificaba a un prisionero en el altar principal encendiéndole fuego en el pecho. Entonces el fuego volvía a toda la región. La última ceremonia se hizo en 1507 y en nuestro tiempo Cristo es el sacrificado cada año ahí mismo, en la cima del Cerro de la Estrella donde se representa el Calvario del Gólgota.
Museo del Fuego Nuevo
El Museo del Fuego Nuevo abrió sus puertas en 1998 en la ladera norte del cerro, por iniciativa de los vecinos del lugar. Muestra colecciones de piezas encontradas en los alrededores, reproducciones de códices y mapas antiguos de la zona. Está dedicado a explicar la ceremonia del Fuego Nuevo y la leyenda de los cinco soles. Desde el lugar se puede subir a la cima del cerro y también tiene una cueva natural. La entrada es libre.
La misteriosa Cueva del Diablo
Entre las muchas cuevas del cerro está la legendaria Cueva del Diablo. Lleva su nombre porque se dice que el mismo demonio la habita. Cuentan que la gente se encuentra a un anciano que pide ayuda para subir por el cerro hasta esta cueva y llegando ahí, los arrastra a su interior y no los deja salir porque él es el mismo diablo. La cueva tiene más de 300 metros de profundidad y está enrejada desde que la gente aventurada sufría accidentes o desaparecía.
Pista de atletismo y sendero pavimentado a la cima
Si nos gusta correr, el Cerro de la Estrella tiene una pista de arcilla para hacer atletismo y un sendero pavimentado que sube hasta su cima. El esfuerzo se verá recompensado con la vista increíble que hay de la ciudad.
También hay miradores y se pueden hacer días de campo, pero se recomienda no adentrarse en la maleza, pues existen jaurías de perros salvajes, serpientes y alimañas en la zona.
La Pasión de Cristo
Y como ya sabemos, cada Viernes Santo se hace la representación de la pasión y la crucifixión de Cristo desde 1833, para la que se reúnen cientos de gentes caracterizadas como los personajes del Via Crucis y asiste sin falta una gran multitud.
La tradición inició con una peregrinación para pedirle ayuda al Señor de la Cuevita, —una imagen de Cristo de origen oaxaqueño—, porque en ese tiempo hubo una gran epidemia de cólera que afectó a gran parte de la población de la Ciudad de México.
El cerro espera con sus muchos tesoros
El Cerro de la Estrella tiene sus leyendas y su tesoro histórico y cultural. Si tenemos oportunidad, hay que darle una visita cualquier día del año. Es recomendable no quedarse hasta tarde, pero de día es un lugar luminoso y lleno de energía.