
20 de Noviembre del 2025.- Una estrategia verdaderamente única e inimaginable fue desarrollada cuidadosamente por las autoridades de Colombia, en colaboración con un talentoso grupo de músicos y publicistas, con el fin de enviar un mensaje de urgencia a los soldados secuestrados. Estos uniformados se encontraban retenidos en lo más profundo de la selva por las ya desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), incomunicados del mundo exterior y en condiciones extremas. La misión requería un método que pasara desapercibido para los captores pero que fuera claro para los rehenes, utilizando el ingenio y la tecnología de audio para salvar vidas en un momento crítico del conflicto armado.
La comunicación con los militares no se realizó a través de canales tradicionales, sino mediante un recurso poco convencional: una balada pop titulada ‘Better days’ (‘Días mejores’). Esta canción tuvo una amplia difusión en las emisoras colombianas durante el año 2010 y se convirtió en un vehículo de esperanza. Aunque la letra, interpretada por los artistas Natalia Gutiérrez y Ángelo, hablaba de un emotivo reencuentro y superación de la adversidad, el verdadero secreto residía en la melodía misma, la cual escondía un patrón rítmico específico basado en el Código Morse que solo los entrenados podrían identificar.

Un mensaje oculto en la melodía
El líder detrás de esta innovadora operación fue el coronel José Obdulio Espejo, quien dirigía las comunicaciones de las Fuerzas Militares en aquel entonces. La idea central consistía en insertar mensajes codificados dentro del coro de la canción, aprovechando los momentos instrumentales donde sonaban la guitarra y la batería. En estos fragmentos, se introdujo el sonido de un sintetizador cuyas notas emulaban los puntos y rayas característicos del Código Morse. El mensaje oculto transmitía una información vital para los secuestrados: «19 personas liberadas. Tú eres el siguiente. Ánimo», alertándoles sobre posibles operaciones de rescate.

Para llevar a cabo esta compleja tarea, el coronel Espejo contactó a Juan Carlos Ortiz, un reconocido ejecutivo publicitario galardonado internacionalmente. Ortiz, junto con su equipo creativo en la agencia DDB y la productora Radio Bemba, diseñó la estrategia basándose en un hecho fundamental: los guerrilleros permitían a los secuestrados escuchar la radio. Este medio se había convertido en el único vínculo de los rehenes con la realidad, gracias a programas como ‘Voces del Secuestro’, lo que garantizaba que si la canción sonaba en las emisoras adecuadas, el mensaje en Código Morse llegaría a sus destinatarios.
Las pruebas técnicas para insertar el Código Morse sin arruinar la canción fueron exhaustivas y tomaron varias semanas de trabajo en el estudio de grabación. El equipo descubrió que podían incluirse alrededor de 20 palabras en el estribillo sin que el sonido resultara extraño para un oyente común o demasiado obvio para los captores. La letra, escrita por Carlos Portela y Amaury Hernández, acompañaba perfectamente la intención, con frases como «Aunque esté solo atado, yo me siento a tu lado», reforzando emocionalmente el mensaje técnico que viajaba oculto en las frecuencias de audio.










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