
El rublo ruso se ha posicionado como la moneda con mejor desempeño global en 2025 frente al dólar estadounidense, registrando una apreciación cercana al 45 % desde enero. De acuerdo con datos de Bloomberg, la divisa rusa se ubica entre los cinco activos con mayor rendimiento del año, solo por debajo de metales preciosos como el oro, la plata y el platino. Este comportamiento ha llamado la atención de analistas financieros a nivel internacional.
Actualmente, el tipo de cambio del rublo ronda los 78 rublos por dólar, un nivel similar al registrado antes del inicio del conflicto en Ucrania en 2022. Especialistas señalan que esta revalorización es la más fuerte que ha experimentado la moneda rusa desde al menos 1994, lo que marca un hito en la historia económica reciente del país en medio de un escenario complejo.
Factores que impulsan al rublo
Uno de los principales elementos detrás del fortalecimiento del rublo es la fuerte reducción en la demanda de divisas extranjeras dentro de Rusia. Las sanciones occidentales han limitado el comercio exterior y el acceso a mercados financieros internacionales, lo que ha reducido la salida de capitales y, con ello, la presión sobre la moneda nacional.
A esto se suma la política monetaria estricta del Banco Central de Rusia, que mantuvo durante meses una tasa de interés elevada. Esta medida incrementó el atractivo de los activos denominados en rublo, incentivando a empresas y ciudadanos a mantener sus ahorros en moneda local, lo que reforzó aún más su valor frente al dólar.
Impacto interno de un rublo fuerte
Para las autoridades rusas, un rublo sólido ha sido una herramienta clave para frenar la inflación. Una moneda apreciada reduce el costo de las importaciones y ayuda a estabilizar los precios internos, un factor relevante para mantener el poder adquisitivo de la población en un contexto económico sensible.
Sin embargo, este mismo fenómeno genera retos importantes. Un rublo fuerte encarece las exportaciones rusas, lo que puede reducir los ingresos provenientes de sectores clave como la energía y las materias primas. Esto plantea un desafío para el equilibrio fiscal y la competitividad del país en los mercados internacionales.






