2 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- El caso de Harold Dillard, un hombre que en un acto de altruismo decidió donar su cuerpo a la ciencia, ha puesto en evidencia el oscuro y controvertido mundo de los «mercaderes de cuerpos» en Estados Unidos. Tras el fallecimiento de Dillard, su cuerpo fue entregado a una empresa privada. Meses después, su hija, Farrah Fasold, recibió una llamada de la policía con la noticia de que solo habían encontrado la cabeza de su padre. En el almacén de la empresa, la policía descubrió más de 100 restos humanos, presuntamente desmembrados de manera rudimentaria. Este hecho traumático no solo ilustra la falta de respeto hacia los fallecidos, sino que también pone en relieve un vacío legal que permite que prospere un negocio lucrativo y sin escrúpulos.
Para muchos, la venta de cuerpos es una forma moderna y macabra de expolio de tumbas. Este negocio se basa en la adquisición de cadáveres, que luego son desmembrados y vendidos a centros de investigación médica y empresas de ingeniería para prácticas quirúrgicas o para probar productos. Mientras que en países como el Reino Unido y gran parte de Europa este comercio está prohibido, la legislación estadounidense, que permite el cobro por el «procesamiento» de las partes del cuerpo, ha creado un terreno fértil para que prospere esta industria. Esta falta de regulación ha convertido a Estados Unidos en un exportador global de restos humanos.
Las universidades, que tradicionalmente han gestionado programas de donación de cuerpos, operan sin fines de lucro y con directrices estrictas. Sin embargo, en las últimas décadas, ha surgido una red de empresas privadas que se autodenominan «bancos de tejidos no destinados a trasplantes». Aunque algunas de estas empresas afirman seguir altos estándares éticos, otras han sido acusadas de explotar a familias vulnerables y de lucrarse con los cuerpos de los fallecidos. El periodista de la agencia Reuters, Brian Grow, en una investigación de 2017, identificó a 25 de estas empresas con fines de lucro que se beneficiaban de esta práctica, con una de ellas generando millones de dólares en solo tres años.
Lagunas legales y donaciones dudosas
El comercio de partes del cuerpo ha crecido exponencialmente debido a la ambigüedad en la Ley Uniforme de Donaciones Anatómicas de EE.UU. Aunque prohíbe la venta de tejido humano, permite a las empresas cobrar una «cantidad razonable» por su procesamiento, una laguna legal que ha sido explotada para obtener ganancias desmedidas. Esta situación también ha propiciado el uso de los llamados «cuerpos del Estado», que son cadáveres de personas sin hogar o sin familiares que son entregados a la ciencia. A pesar de que la ley estipula que se debe intentar localizar a los familiares, se han documentado casos en los que este proceso no se cumple, lo que genera dolor y controversia en las familias de los fallecidos, quienes creen que no se le dio una muerte digna a su ser querido.
El dilema ético y el futuro de la donación de cuerpos
