BERLÍN, Alemania.- El canciller alemán, Olaf Scholz, perdió este lunes la moción de confianza a la que se sometió ante el Parlamento alemán tras quedar su Gobierno en minoría, con lo que el país centroeuropeo celebrará elecciones generales anticipadas, que están previstas para el próximo 23 de febrero.
Un total de 394 diputados de 717 que entregaron su voto le negaron la confianza, 116 se abstuvieron y 207 votaron a favor de su continuidad, anunció la presidenta de la Cámara Baja, Bärbel Bas.
Los diputados que reafirmaron su confianza en Scholz pertenecen al Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller, pero también al menos una diputada de la ultraderechista Alternativa para Alemania (Afd), que consideró que es peor que llegue al poder el líder de la oposición democristiana, Friedrich Merz, que encabeza los sondeos.
Los Verdes, que cuentan con 117 diputados en el Hemiciclo, habían anunciado que se abstendrían para garantizar que el canciller perdiera la votación y pudiese disolverse el Parlamento.
En su discurso previo a la votación, el canciller planteó los comicios anticipados como un referendo sobre la política económica del Gobierno en un momento en el que se ahonda la recesión en Alemania y aumenta la incertidumbre a nivel global.
Así, abogó por permitir un mayor endeudamiento estatal con el que financiar inversiones masivas en infraestructuras y en seguridad, para relanzar la economía y al mismo tiempo garantizar la protección del país ante la amenaza procedente de la invasión rusa de Ucrania.
“Hay que activar la palanca, y hay que hacerlo ahora“, afirmó, tras señalar que los ciudadanos deben decidir si se invierte en la economía “con fuerza y determinación o de forma mezquina y vacilante”.
En su réplica, Merz acusó al canciller de no haber cumplido sus promesas sobre la modernización del Ejército a raíz de la guerra en Ucrania y de haber sumido al país en una crisis económica, cuya solución no puede pasar por hipotecar el futuro de las próximas generaciones con más deuda, según dijo.
Tras perder el voto, Scholz se dirigía al Palacio de Bellevue para entrevistarse con el presidente de la República Federal Alemana, Frank-Walter Steinmeier, para pedirle que disuelva el Parlamento.
Éste dispone hasta el 6 de enero para tomar una decisión y está previsto que realice antes, aún siendo una mera formalidad, una ronda de contactos con los jefes de los partidos democráticos.
La Constitución prevé que entre la disolución del Parlamento y la fecha de los nuevos comicios medien como máximo dos meses, pero la fecha con que trabajan todas las fuerzas políticas, pactada por el Gobierno y la oposición, precisamente a petición de Steinmeier, es la del 23 de febrero.
El político socialdemócrata pidió salvaguardar el consenso básico que ha regido la República Federal de Alemania desde que existe: el compromiso con una Europa unida y la asociación transatlántica, el compromiso con una política exterior que respeta y defiende el Derecho Internacional, dijo.
“Señorías, si ustedes y el presidente federal siguen mi deseo de adelantar las elecciones, varios partidos que rechazan este consenso básico de nuestra república podrían entrar por primera vez en la Cámara Baja. Los electores decidirán también su fuerza, y yo les pido a todos ustedes que nos permitan preservar los logros que han hecho fuerte y próspera a Alemania“, recalcó.
Actualmente el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ocupa el segundo lugar en las encuestas de intención de votos, en tanto que el partido populista de izquierda Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) sería quinta fuerza en un nuevo Hemiciclo.
Scholz admitió que en los últimos tres años de Gobierno de socialdemócratas, ecologistas y liberales la confianza de los ciudadanos ha sufrido por las constantes y “ruidosas” disputas que han roto finalmente la coalición, pero, sostuvo, “hablar mal, quejarse o incluso abandonar nunca ha mejorado nada en Alemania”.
Parte de la democracia consiste en que los partidos compitan entre sí con propuestas diferentes, dijo, pero también significa que todos los demócratas estén dispuestos a trabajar juntos por el bien del país después de unas elecciones.
En alusión a la oposición liderada por el democristiano Friedrich Merz, que lidera las encuestas de intención de voto, el canciller argumentó que “tender puentes y forjar compromisos no es posible sin madurez moral, decencia y seriedad, sino sólo con sentido de la responsabilidad para con todo nuestro país y todos los ciudadanos”.
El canciller, que volvió a culpar a su exministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, de haber dinamitado la coalición, confió en “el sentido común y en la capacidad de juicio” de los votantes, a los que pidió su apoyo “para garantizar que invertimos vigorosamente en nuestro país, en puestos de trabajo seguros y en un buen futuro”.