
CIUDAD DE MÉXICO.- Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, murió la mañana de este lunes a los 88 años de edad, durante su papado visitó una vez México, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. El recorrido inició el 12 y concluyó el 17 de febrero e incluyó escalas en Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.
La noticia de la visita papal se realizó el 12 de diciembre de 2015, el día de la Virgen de Guadalupe, durante una misa en el Vaticano.
El Papa estuvo cinco días en la República y dio un fuerte mensaje a la jerarquía eclesiástica, además de realizar una misa binacional en la frontera, en Ciudad Juárez, Chihuahua. También visitó la Ciudad de México, Estado de México, Chiapas y Michoacán.
En ese viaje, destacó que “México es un gran país. Bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio. Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América; y sus culturas indígenas, mestizas y criollas le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar”.

El mensaje del papa Francisco a la jerarquía eclesiástica en México
En la Ciudad de México, en la Catedral Metropolitana, el líder religioso se dirigió a la jerarquía eclesiástica. Les dijo: “Si tienen que pelear, peléense“.
Ante las versiones de la división interna de la Iglesia mexicana, el Papa aprovechó su discurso para decirles: “No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”. Abogó por una Iglesia transparente donde no se pierda el tiempo en “habladurías e intrigas” ni se dejen “corromper por el materialismo trivial”.

En Chiapas, el líder religioso pidió perdón a las comunidades indígenas y decretó oficialmente el uso de lenguas originarias en ceremonias religiosas.

Ahí y también en Michoacán se reunió con jóvenes y familias. A los jóvenes en Morelia les dijo que “representan la riqueza, la esperanza y la dignidad de México”.
Papa Francisco realiza misa binacional
En su visita, también ofició una misa tras rezar frente al río Bravo “a los pies de una cruz blanca erigida en el lugar que separa México de Estados Unidos” y fue “seguida a ambos lados de la frontera”.
El miércoles 17 de febrero fue el último día de la visita del Papa en México en el que visitó Ciudad Juárez, Chihuahua donde celebró una misa a las 16:00 en “El Punto” a pocos metros de la frontera con Estados Unidos.
Ahí, bendijo una cruz dedicada a las y los migrantes hacia los Estados Unidos, siendo la primera misa binacional de la historia realizada por un Papa.

Durante su papado Francisco dio muestras de una gran calidad humana y su estadía en México no fue la excepción.
Una vista pastoral y oficial
La embajada de México ante la Santa Sede recalcó en 2016 que el viaje se realizó “dentro del año del Jubileo de la Misericordia (…) el Papa se ha referido a este jubileo como un momento necesario para reflexionar sobre la situación que actualmente se vive en el mundo”.

La visita fue “pastoral, con un componente oficial, dado que México y la Santa Sede mantienen relaciones diplomáticas desde 1992, indicó en febrero de 2016 el Gobierno de México, por lo que el jerarca católico “recibirá el tratamiento protocolario correspondiente a su investidura como jefe de Estado”.
Durante la visita el entonces presidente Peña Nieto “destacó las coincidencias entre México y la Santa Sede en los ámbitos bilateral y, sobre todo, multilateral en asuntos globales como la lucha contra el cambio climático, el desarme nuclear, la migración y el desarrollo sostenible”.
Es una pena que el Papa Francisco ya no esté con nosotros. Su visita a México fue un momento importante para muchos, ya que siempre trató de acercarse a la gente y transmitir un mensaje de paz y esperanza. Sin embargo, me parece que a veces sus palabras se quedan en el aire y no se traducen en acciones concretas. Ojalá que su legado inspire a otros a seguir su ejemplo, pero también que se hagan cambios reales en la sociedad.
Es una pena que el Papa Francisco haya fallecido. Durante su visita a México, logró conectar con muchas personas y su mensaje de paz y esperanza resonó en un país que lo necesitaba. Sin embargo, a veces siento que se centró más en lo simbólico que en abordar problemas reales que enfrentamos. Es importante que los líderes espirituales también se metan en el barro y ayuden a resolver las dificultades que viven sus comunidades.