
16 SEPTIEMBRE 2025-INTERNACIONAL-El precio del oro volvió a marcar récords este lunes al consolidarse en 3,660 dólares al contado por onza troy y en 3,697,60 dólares en los futuros. Solo en el último mes, el metal precioso ha subido casi un 10% y un 43% interanual, impulsado por la depreciación del dólar y la creciente incertidumbre derivada de la guerra arancelaria promovida por Donald Trump. Este comportamiento confirma al oro como el refugio predilecto de los inversores en tiempos de volatilidad.
Los ojos puestos en la Fed
Los mercados financieros esperan con atención el anuncio de la Reserva Federal de EE.UU., previsto para este miércoles, donde se anticipa un recorte de 25 puntos básicos en la tasa de interés. Una reducción de este tipo suele debilitar al dólar y fomentar la búsqueda de activos refugio como el oro, ya que disminuye la rentabilidad de los bonos del Tesoro. Analistas recuerdan que situaciones similares ya se vivieron en crisis pasadas, como en 2008 y 2020, cuando el metal repuntó inmediatamente después de ajustes monetarios.
A esto se suma que bancos centrales como los de Canadá, Inglaterra y Japón también anunciarán decisiones sobre política monetaria en los próximos días, mientras que Londres y Ottawa divulgarán nuevos datos de inflación. Estos factores globales elevan la presión sobre el mercado y refuerzan la tendencia alcista del precio del oro como respuesta a la incertidumbre internacional.
Deuda estadounidense y debilidad del dólar
Otro factor clave en el aumento del precio del oro es el creciente déficit fiscal de Estados Unidos. La necesidad de emitir más dólares para pagar intereses e impulsar gasto público masivo ha intensificado la depreciación de la moneda estadounidense. Expertos advierten que esta dinámica provoca inflación interna y eleva el valor de activos tangibles como el oro. Al mismo tiempo, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años retrocedieron hacia el 4%, lo que históricamente ha coincidido con un repunte del metal.
La baja rentabilidad de la deuda estadounidense, combinada con la percepción de riesgo sobre su sostenibilidad, está empujando a los inversores a refugiarse en materias primas. El oro, en particular, se percibe no solo como un activo seguro, sino también como una cobertura estratégica frente a un sistema financiero en constante tensión.

La guerra comercial de Trump como detonante
Las políticas de Donald Trump, que reactivaron la guerra comercial con varios de sus socios estratégicos, también han erosionado la confianza en activos denominados en dólares. Economías emergentes y adversarios políticos de EE.UU. han aprovechado para aumentar sus reservas en oro, con el fin de protegerse de la inestabilidad monetaria. Además, el debilitamiento del dólar ha abaratado la compra del metal en mercados internacionales, lo que ha incrementado aún más la demanda.
En este contexto, el oro se consolida como un termómetro de la desconfianza global hacia la política monetaria estadounidense. Expertos señalan que, mientras persista la incertidumbre en torno a la deuda, las tensiones geopolíticas y los movimientos de la Fed, el oro seguirá escalando, incluso con posibilidades de alcanzar nuevos máximos históricos.

Plataformas financieras y empresas de blockchain están lanzando tokens respaldados en oro físico, lo que permite a pequeños inversionistas acceder al metal sin necesidad de adquirir lingotes. Este fenómeno democratiza la inversión, pero también plantea desafíos regulatorios, ya que facilita la especulación y puede generar riesgos en un mercado ya de por sí volátil.