NUEVA YORK (AP).— Fiscales de Estados Unidos informaron este miércoles que negocian un posible acuerdo de culpabilidad con Ismael “El Mayo” Zambada, narcotraficante mexicano capturado el julio de 2024. El caso podría complicarse aún más si el proceso llega a juicio, ya que su hijo estaría dispuesto a testificar en su contra.
El fiscal federal adjunto Francisco Navarro dijo que las conversaciones con Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, no han dado fruto hasta ahora, pero que los fiscales quieren seguir intentándolo. El juez ha fijado una vista para el 22 de abril.
El abogado principal de Zambada, Frank Perez, declinó hacer comentarios sobre las conversaciones.
Es común que fiscales y abogados defensores exploren si pueden llegar a un acuerdo, y las conversaciones no necesariamente llegan a algún lado.
Zambada fue un participante atento y activo durante la audiencia del miércoles, que se centró en si quería que Perez continuara representándolo, incluso mientras también representaba a un posible testigo del gobierno en el caso: el hijo de Zambada, Vicente Zambada.
“No quiero otro abogado”, dijo el padre a través de un intérprete judicial. “Lo quiero a él, aunque esto podría ser un conflicto si él me representa a mí y a mi hijo”.
El joven Zambada, quien también enfrentó cargos en Estados Unidos, alcanzó un acuerdo de culpabilidad como parte de las extensas investigaciones contra figuras clave del Cártel de Sinaloa. Su testimonio fue clave para el gobierno durante el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cofundador de la organización criminall, ahora encarcelado.
Trabajando junto a Guzmán, Ismael Zambada mantuvo un perfil más bajo y se le consideraba más concentrado en el negocio del contrabando que en los extremos de brutalidad, actuando como estratega y negociador que se ocupaba de las operaciones diarias, dicen las autoridades.
El arresto de “El Mayo” ocurrió cerca de El Paso, Texas, en un avión privado junto a Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”.
Es impresionante cómo muchas veces se le da más atención a los narcotraficantes que a las víctimas de sus crímenes. La idea de que alguien como Zambada esté negociando un acuerdo con fiscales resulta bastante chocante, porque da la impresión de que hay un trato especial para los que han hecho tanto daño, mientras que otros no reciben la misma oportunidad. Todo esto solo alimenta la percepción de que la justicia a veces no es tan justa.