
Este lunes 25 de agosto de 2025, Ismael “El Mayo” Zambada, histórico líder y cofundador del Cártel de Sinaloa, está programado para declararse culpable ante el Tribunal Federal del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York. La audiencia, que marcará un giro crucial en el caso legal, ocurre después de que la fiscalía estadounidense haya decidido suspender la búsqueda de la pena de muerte en su contra.
Durante décadas, Zambada enfrentó 17 cargos que incluyen narcotráfico, lavado de dinero, uso de armas y distribución de fentanilo —una sustancia que ha provocado numerosas muertes por sobredosis en EE. UU.— Sin embargo, al no estar sujeto a la pena capital, el capo mexicano habría negociado un cambio de estrategia legal que le permite evitar ir a juicio y posiblemente colaborar con las autoridades a cambio de una pena más reducida.
El acuerdo con la fiscalía podría implicar que Zambada proporcione información vital sobre la estructura del Cártel de Sinaloa, incluyendo nexos internacionales y complicidades políticas, en un movimiento que recuerda otros casos de colaboración, como el de Ovidio Guzmán. Luego del cambio de declaración, se espera que el juez Brian Cogan fije una sentencia —posiblemente en un plazo de hasta seis meses— en función del valor del testimonio que aporte el capo.
Este desenlace representa un golpe significativo al Cártel de Sinaloa, al tiempo que abre nuevas interrogantes: ¿hasta dónde llegará la información que Zambada estaría dispuesto a revelar? ¿Con qué actores —políticos, empresarios o estructuras logísticas— podría comprometerse su testimonio?
Durante más de cuatro décadas, Ismael “El Mayo” Zambada fue considerado uno de los líderes más poderosos e intocables del narcotráfico en México. A diferencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien fue capturado y extraditado a Estados Unidos en 2017, Zambada logró mantenerse fuera del radar de las autoridades, operando con un bajo perfil, sin ser fotografiado públicamente desde hace años. Su capacidad para evadir la justicia lo convirtió en una figura casi mitológica dentro del crimen organizado mexicano.
Su decisión de declararse culpable no solo marca un punto de quiebre en su historia personal, sino también en la estructura misma del Cártel de Sinaloa, que ahora enfrenta un proceso de reconfiguración interna ante la pérdida de su líder más longevo y silencioso.
La audiencia de este 25 de agosto no es un simple trámite judicial. De concretarse la declaración de culpabilidad, Estados Unidos podría acceder a una cantidad sin precedentes de información sobre redes criminales, rutas del narcotráfico, lavado de dinero y conexiones políticas tanto en México como en otros países de América Latina. Las implicaciones geopolíticas de este testimonio podrían impactar a múltiples niveles, incluyendo las relaciones bilaterales entre México y EE. UU. en materia de seguridad y cooperación antidrogas.