
El debate sobre la reforma electoral de la 4T se extiende más allá de la eficiencia operativa. La discusión sobre la eliminación de los plurinominales y los OPLES toca directamente los intereses de los partidos aliados de Morena, como el Partido Verde, que históricamente han dependido de estos espacios para mantener su influencia y representación política. La confrontación de ideas entre las figuras de Morena y del PVEM evidencia una grieta al interior de la coalición.
Para que la reforma electoral avance, es necesario que la 4T mantenga la mayoría calificada en el Congreso, algo que solo se logra con el apoyo unánime de sus aliados. La estrategia de reforma electoral de Sheinbaum deberá sortear estas diferencias y encontrar un punto de consenso que no fracture la alianza. La capacidad de diálogo y negociación entre los partidos de la coalición será crucial para determinar si las propuestas se convierten en realidad o si terminan quedando en el tintero.
La reforma electoral de Sheinbaum que propone la eliminación de los OPLES y los diputados plurinominales, aunque se presenta bajo la bandera de la austeridad y la eficiencia, podría tener un impacto negativo en la pluralidad democrática. La centralización de la organización electoral en un solo organismo como el INE podría debilitar la representación local y la capacidad de los ciudadanos para participar en la vida política de sus estados. Un sistema de partidos que depende de la representación proporcional (plurinominales) para dar voz a las minorías podría ver su espacio reducido, afectando la diversidad de ideas en el Congreso. Por lo tanto, esta propuesta, más allá de un simple ajuste técnico, plantea un dilema fundamental sobre el modelo de democracia que se busca construir: una más centralizada y controlada o una que promueva la participación y el pluralismo político.
