
CIUDAD DE MÉXICO.— La pobreza laboral aumentó en Jalisco, Nuevo León y otra decena de estados a partir de la pandemia de Covid-19, debido a la escasez de inversiones, la informalidad y la inseguridad, coincidieron expertos.
A escala nacional, 35.4% de los mexicanos vivían a finales del año pasado en una situación en la que sus ingresos laborales son insuficientes al momento de adquirir la canasta alimentaria para toda su familia.
La pobreza laboral creció en 12 de las 32 entidades federativas durante los últimos cinco años, de acuerdo con la información más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), organismo en proceso de extinción.
La coordinadora de Análisis de Datos de México, ¿Cómo Vamos?, Adriana García, dijo que la pandemia provocó la contracción más grande que se tenga registrada de la economía nacional, la cual tuvo serias repercusiones en los ingresos de las familias y su calidad de vida, cuyos rezagos aún persisten.
¿Cuál es el estado de México con menos oportunidades laborales?
Destaca Aguascalientes, donde los trabajadores en esta situación aumentaron de 30.6% a 35.9%. El coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, Héctor Magaña, relaciona la situación de Aguascalientes con el freno de nuevas inversiones a partir de la pandemia de Covid-19, sobre todo en la industria automotriz.
Las carencias laborales en Guanajuato aumentaron de 33.3% a 37.1% desde la crisis sanitaria, lo que responde también a la falta de inversiones, pero con la agravante adicional de la violencia que ejercen los grupos criminales en la entidad, lo que ha limitado la recuperación económica de los hogares, comentó el académico.
Veracruz, el cuarto estado más poblado en el país, pasó de 49.6% a 51.9%, mientras que Oaxaca también sobresale por liderar la pobreza laboral a escala nacional, cuya tasa se elevó de 58.7% a 60.1%.
En opinión de Héctor Magaña, hay varios factores en común que pueden explicar el rezago en estas entidades. En primer lugar está la alta informalidad laboral, ya que estados como Oaxaca y Guerrero presentan tasas superiores a 70%, es decir, los empleos que se crean carecen tanto de prestaciones como de estabilidad.
Desde su punto de vista, algunas entidades rezagadas están sujetas en gran medida a actividades informales o vulnerables a la crisis, como la agricultura de subsistencia o el comercio, cuya dependencia limita la generación de empleos formales bien remunerados y se perpetúa la pobreza laboral.
Falta de educación, con menos empleo
Otro elemento, explicó, es el rezago educativo que influye directamente en las oportunidades laborales y en la calidad de empleos.
Por ejemplo, entidades como Chiapas, Guerrero y Oaxaca registran porcentajes elevados de población sin educación básica completa, lo que impide el acceso a los empleos formales con mejores remuneraciones.
Magaña enfatizó en el impacto desigual de la pandemia, por lo que la recuperación ha sido más lenta en regiones con economías menos diversificadas.
Destacó las desigualdades regionales y la falta de infraestructura, así como la disparidad en el desarrollo entre las regiones, que limita las oportunidades de empleo de calidad en ciertas áreas.
“La falta de inversión industrial en estados del sureste contribuye a la persistencia de la pobreza laboral”, expuso.
La mayoría de las entidades rezagadas se caracterizan por tener altos niveles de carencias desde hace tiempo, pero destaca que estados industrializados como Jalisco y Nuevo León también sufren más pobreza laboral que antes del Covid-19. Esto tiene que ver con una disminución del ingreso laboral per cápita al quitar la inflación.
La pobreza laboral puede incrementarse en 2025 dependiendo de las decisiones que se tomen en materia de comercio exterior, de lo cual dependerá la producción económica nacional, estimó.