
El Ejército Mexicano ha revelado una estrategia de seguridad sin precedentes para el Mundial de Fútbol de 2026, que se celebrará en México. Las Fuerzas Armadas activarán un grupo especial antidrones para proteger a jugadores, aficionados y medios de comunicación de posibles amenazas tecnológicas. Esta medida, que lleva más de dos años de preparación, busca blindar estadios, hoteles, aeropuertos y otras zonas de alta concentración de personas contra cualquier aparato aéreo no autorizado. El despliegue de esta tecnología antidrones es una respuesta a la creciente proliferación de estos dispositivos y a los riesgos que implican.
La principal meta de este operativo es garantizar un entorno seguro para todos los asistentes al evento, sin que la multitud corra peligro. Así lo confirmó el coronel Vicente Jerónimo Gamboa Escobar, del Grupo de Respuesta a Emergencias. El mando militar explicó que los equipos especializados no solo detectarán los drones, sino que también bloquearán su señal y los obligarán a descender en puntos controlados. La seguridad con drones se ha convertido en una prioridad en eventos de esta magnitud, y México ha optado por un enfoque preventivo y contundente para evitar cualquier incidente.

Medidas y advertencias para el público
La estrategia de seguridad con drones contempla neutralizar cualquier aparato que no cuente con un plan de vuelo autorizado por la Agencia Federal de Aviación Civil, sin importar su tamaño o modelo. La restricción será especialmente estricta en lugares sensibles como los estadios, las zonas de celebración para aficionados y los hoteles de concentración. Para los extranjeros y los medios de comunicación que deseen utilizar drones con fines profesionales, se implementarán campañas informativas en los aeropuertos para que conozcan los procedimientos y las autoridades a las que deben dirigirse para tramitar los permisos.
La tecnología utilizada en este operativo se basa en la inhibición electromagnética, que tiene la capacidad de cortar la comunicación entre el dron y su operador. El capitán segundo José Alfredo Lara Álvarez detalló que el Ejército cuenta con tres tipos de sistemas antidrones: fijos, semifijos y portátiles. Cada uno de estos equipos cumple un papel fundamental en el blindaje de espacios y en la respuesta inmediata ante vuelos no autorizados, ya sea en puntos estáticos o en operaciones de movimiento. El objetivo es desestabilizar el vuelo del aparato, congelar su imagen o forzarlo a regresar a su punto de origen.
Proliferación de drones y el desafío de la seguridad
La decisión de implementar un operativo tan robusto se debe a que, en los últimos años, los drones se han vuelto más accesibles al público, pero también se han convertido en una amenaza potencial cuando se usan sin control. La mayoría de estos aparatos pesan menos de 25 kilogramos y no requieren una certificación avanzada, lo que incrementa el riesgo de un mal uso. La tecnología antidrones del Ejército busca contrarrestar este problema, ya que un vuelo no autorizado, incluso de un dron pequeño, puede poner en riesgo la seguridad del evento y de los asistentes. Las autoridades mexicanas han decidido no improvisar ante esta situación.
En un enfoque constructivo y crítico, es importante considerar los desafíos que este despliegue representa. Aunque las medidas buscan garantizar la seguridad, también plantean preguntas sobre la transparencia y los límites de la autoridad militar en espacios civiles. Es crucial que el protocolo para la detección e inhibición de drones sea claro y que se establezcan mecanismos para evitar errores o la interrupción de vuelos autorizados. La efectividad del operativo no solo dependerá de la tecnología, sino de una comunicación clara con el público y de una estricta adhesión a un marco legal que equilibre la seguridad con las libertades individuales.
