
11 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer la incautación de un buque petrolero frente a las costas de Venezuela, marcando una escalada significativa en el enfrentamiento con el gobierno de Nicolás Maduro. El jefe de la Casa Blanca, al inicio de una mesa redonda con empresarios, declaró: «Acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela, un gran buque, muy grande, el más grande jamás incautado, de hecho». Esta acción, que involucra el uso de fuerzas militares contra un buque mercante, es inusual y busca aumentar la presión sobre Maduro, quien ha sido acusado de narcoterrorismo por Washington sin presentar pruebas concluyentes.
Trump afirmó que la incautación se realizó por «una muy buena razón», aunque no ofreció argumentos específicos ni detalles sobre «otras cosas que están sucediendo». Al ser consultado por la prensa sobre el destino del crudo a bordo del buque, el mandatario fue categórico: «asumo que nos quedaremos con él». Tras el anuncio, el precio de referencia del petróleo West Texas Intermediate (WTI) subió ligeramente, cerrando en 58.46 dólares por barril, un indicio de cómo este tipo de acciones impactan la volatilidad del mercado energético internacional.
Un Operativo Militar en Alta Mar
La incautación del buque petrolero, identificado posteriormente como el Skipper, se llevó a cabo mediante un operativo liderado por la Guardia Costera de Estados Unidos con apoyo de la Marina. Según un funcionario estadounidense, la acción se realizó bajo la autoridad de las leyes federales del país. El operativo fue altamente coordinado, con miembros de la Guardia Costera descendiendo en helicóptero desde el portaaviones Gerald Ford, que había llegado a la región en una gran demostración de fuerza.
La secretaria de Justicia de Estados Unidos, Pam Bondi, difundió un video que muestra a los efectivos descendiendo rápidamente al barco con sus armas desenfundadas. Bondi justificó la acción argumentando que el petrolero ha sido objeto de sanciones «durante varios años debido a su participación en una red ilícita de envío de crudo que apoya a organizaciones terroristas extranjeras». El Skipper partió de Venezuela alrededor del 2 de diciembre con unos 2 millones de barriles de crudo pesado, de los cuales la mitad pertenecería a una importadora estatal de petróleo cubana.
El Contexto de la Presión y las Amenazas
Este decomiso se enmarca en una campaña de máxima presión de la administración Trump, que ha desplegado su mayor presencia militar en la región en décadas. Paralelamente, se ha lanzado una serie de ataques contra embarcaciones en el mar Caribe y el Pacífico oriental bajo el argumento, no probado, de que transportan drogas. Esta campaña militar ha resultado en la muerte de al menos 87 personas desde septiembre, un número que ha generado un creciente escrutinio por parte del Congreso estadounidense.
Según reportes, la incautación del petrolero corresponde a una profundización de la campaña para detener el flujo de recursos hacia estructuras acusadas de terrorismo. El crudo sancionado de Venezuela es usualmente movilizado mediante una red de intermediarios, empresas fachada y los llamados «petroleros fantasmas», que cambian de nombre o alteran sus sistemas de rastreo para eludir la detección y transferir el crudo en alta mar. Antes de que se conociera la noticia, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ya había solicitado una desescalada entre Estados Unidos y Venezuela.
La autoridad marítima de Guyana agregó un elemento adicional de controversia, explicando que el Skipper enarbolaba falsamente la bandera de Guyana. Esta práctica de cambiar de bandera es común entre los petroleros que buscan evadir sanciones.








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