Estados Unidos anunció una reducción de aranceles a productos chinos como parte de un acuerdo bilateral centrado en combatir el tráfico de fentanilo. La medida implica bajar los aranceles adicionales del 20 % al 10 % y entrará en vigor el próximo 10 de noviembre de 2025. Este paso marca un giro en la política comercial estadounidense, que hasta ahora había impuesto sanciones económicas más severas para presionar a China.
El anuncio se produce tras un encuentro entre el presidente Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, en Corea del Sur. Ambos mandatarios acordaron que China intensificará los controles sobre precursores químicos utilizados en la fabricación del fentanilo. A cambio, EE.UU. ofrecerá un alivio parcial en los aranceles, buscando un equilibrio entre seguridad y comercio.
Esta decisión refleja la creciente preocupación de Estados Unidos por el impacto del fentanilo en la salud pública. Cada año, miles de estadounidenses mueren por sobredosis de este potente narcótico sintético. Al vincular la reducción de aranceles con compromisos en seguridad, Washington busca utilizar la política comercial como una herramienta de prevención del tráfico ilegal de drogas.
China, por su parte, se comprometió a suspender ciertas restricciones sobre la exportación de materias primas estratégicas y tierras raras, fundamentales para la industria tecnológica. Este gesto busca facilitar la negociación y demuestra la disposición de Beijing a colaborar en cuestiones que afectan directamente la seguridad estadounidense. La cooperación comercial y sanitaria se convierte así en un eje central de las relaciones bilaterales.
Analistas destacan que esta medida podría transformar la dinámica comercial entre las dos mayores economías del mundo. La reducción de aranceles no solo aliviará la presión sobre empresas y consumidores, sino que también abrirá la puerta a futuros acuerdos estratégicos. Sin embargo, advierten que el éxito dependerá de la supervisión efectiva del compromiso chino para frenar el tráfico de fentanilo.
