
28 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-Estados Unidos ha confirmado una nueva ofensiva militar en el Pacífico Oriental, donde fuerzas estadounidenses atacaron cuatro embarcaciones identificadas como narcolanchas, dejando un saldo de 14 presuntos narcotraficantes muertos y un sobreviviente. La operación, dirigida bajo las órdenes del presidente Donald Trump, forma parte de una estrategia más amplia contra el narcotráfico en la región. Según el secretario de Defensa, Pete Hegseth, los barcos pertenecían a organizaciones terroristas designadas vinculadas al tráfico de drogas.
Ataques coordinados y con inteligencia previa
Hegseth explicó en su comunicado que las embarcaciones eran monitoreadas desde hacía tiempo por los servicios de inteligencia estadounidenses. “Ayer, bajo la dirección del Presidente Trump, el Departamento de Guerra llevó a cabo tres ataques cinéticos letales contra cuatro buques operados por organizaciones terroristas que trafican narcóticos en el Pacífico Oriental”, indicó el funcionario. Cada una de las naves atacadas seguía rutas marítimas conocidas por el contrabando de drogas y, según el Pentágono, transportaban grandes cantidades de estupefacientes.

El primer ataque se dirigió contra dos embarcaciones con ocho tripulantes a bordo; el segundo, contra otra lancha con cuatro personas; y el tercero, contra un último buque con tres tripulantes. En total, 14 personas perdieron la vida y una fue rescatada con vida tras el operativo. Las autoridades no han revelado aún la identidad de los fallecidos, pero se presume que pertenecían a una red internacional de narcotráfico con operaciones en el corredor marítimo entre Sudamérica y Centroamérica.
Participación mexicana en el rescate
Respecto al único sobreviviente, Hegseth detalló que “se activaron de inmediato los protocolos estándar de búsqueda y salvamento”, y que fueron las autoridades mexicanas quienes asumieron la coordinación del rescate. Este gesto marca un punto importante en la cooperación bilateral en materia de seguridad marítima, ya que México ha sido un aliado clave en la interceptación de cargamentos ilegales en la región.
Con estos recientes ataques, el número total de operaciones realizadas por Estados Unidos contra el narcotráfico en aguas del Caribe y el Pacífico desde septiembre asciende a 14. En conjunto, las ofensivas han dejado 52 fallecidos, todos presuntamente vinculados a redes de narcotráfico. La Casa Blanca sostiene que estas acciones forman parte de una “guerra prolongada” para desmantelar rutas de droga que abastecen a los cárteles en América Latina.


Sin embargo, los resultados no han estado exentos de críticas. Varios legisladores demócratas han expresado su preocupación sobre la legalidad de las operaciones, advirtiendo que algunas podrían violar las leyes internacionales de guerra. Además, el Pentágono ha mantenido hermetismo respecto a los detalles de los ataques, incluyendo el tipo y cantidad de drogas incautadas, así como las nacionalidades de los fallecidos. Esta falta de transparencia ha generado suspicacias dentro y fuera del país.
Esta ofensiva podría marcar un cambio en la política antidrogas de Estados Unidos, ya que introduce el uso sistemático de drones de combate autónomos para el rastreo y ataque de embarcaciones sospechosas. Según reportes extraoficiales, algunos de los bombardeos recientes habrían sido ejecutados mediante drones no tripulados lanzados desde destructores en patrulla, una tecnología que permite actuar con precisión milimétrica y menor riesgo para el personal militar.
El impacto de estas operaciones en la dinámica del narcotráfico aún está por verse. Mientras algunos celebran la ofensiva como un golpe contundente a las rutas marítimas ilegales, otros advierten que el vacío dejado por las lanchas destruidas podría ser ocupado rápidamente por nuevas organizaciones criminales. Lo cierto es que Estados Unidos ha dejado claro que su guerra contra las drogas no solo continuará, sino que será cada vez más tecnológica, rápida y letal.







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