
Estados Unidos anunció que incluirá al Cártel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO), un movimiento que busca golpear directamente a la red criminal que se ha consolidado en Venezuela bajo el amparo del régimen de Nicolás Maduro. La medida tiene implicaciones estratégicas y financieras, pues permitirá congelar activos, sancionar a sus miembros y limitar el flujo de dinero ligado al narcotráfico internacional.
El Departamento de Estado de EE.UU. argumenta que el Cártel de los Soles no solo trafica drogas hacia Estados Unidos y Europa, sino que además realiza actos de violencia que califican como terrorismo. “Es una organización criminal profundamente infiltrada en las instituciones del Estado venezolano, con capacidad de acción violenta que amenaza la seguridad regional”, señaló un alto funcionario estadounidense.
Según informes de inteligencia, altos funcionarios del gobierno de Maduro están directamente implicados en la protección y administración del cártel. Se menciona la participación de militares, agentes de inteligencia y autoridades judiciales en la protección de rutas de narcotráfico, lavado de dinero y control de territorios estratégicos. Esta situación ha consolidado un sistema en el que el crimen organizado y el Estado venezolano funcionan casi como un mismo ente.
La designación como FTO abre nuevas posibilidades legales para Estados Unidos: los activos del cártel pueden ser congelados, los miembros sancionados y se amplía la cooperación con gobiernos aliados para capturar y extraditar a líderes de la organización. Esta medida se suma a la lista de sanciones ya aplicadas por la OFAC, que en julio había incluido a miembros del cártel como “terroristas globalmente designados”.
El contexto internacional muestra una creciente preocupación por la influencia del cártel en América Latina. La comunidad internacional teme que esta red criminal pueda expandirse a países vecinos, aprovechando vacíos legales y la inestabilidad política. Además, EE.UU. busca cortar las fuentes de financiamiento del cártel, incluyendo narcotráfico, minería ilegal y corrupción vinculada al gobierno venezolano, como una estrategia integral contra la criminalidad organizada.
Desde Caracas, el gobierno de Maduro rechazó la medida y la calificó como una “campaña mediática” y un pretexto para justificar una eventual intervención extranjera. Funcionarios venezolanos aseguran que la designación es una mentira con fines políticos, mientras que analistas internacionales advierten que podría escalar la tensión entre ambos países y generar mayores sanciones económicas sobre Venezuela.
La decisión de Estados Unidos también refleja un cambio en la política hemisférica: al tratar a un cártel vinculado al Estado como una organización terrorista, Washington envía un mensaje claro sobre la tolerancia cero hacia la mezcla de crimen organizado y corrupción gubernamental. Esto podría abrir precedentes en la forma de tratar a otros grupos criminales con apoyo estatal en la región. (
En términos prácticos, la designación permitirá a las agencias estadounidenses colaborar más efectivamente con aliados internacionales en operaciones de intercepción de drogas, congelamiento de activos y seguimiento financiero del cártel. También refuerza la presión diplomática sobre Maduro, pues cada medida busca aislar al régimen de sus socios internacionales y limitar la capacidad de maniobra del cártel dentro y fuera de Venezuela.
Finalmente, expertos advierten que esta medida no eliminará el Cártel de los Soles de inmediato, pero sí representa un golpe estratégico, afectando sus rutas de dinero y operaciones internacionales. Para Estados Unidos y la comunidad internacional, es un paso clave en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo vinculado a gobiernos corruptos, y un mensaje contundente sobre la responsabilidad de quienes controlan y protegen organizaciones criminales.








