
El presidente Trump ordenó al Departamento de Guerra de los Estados Unidos el inicio inmediato de pruebas de armas nucleares, señalando que el país necesita actuar “en igualdad de condiciones” con potencias como Rusia y China, ambas mencionadas por él como participantes activos en desarrollos nucleares.
Trump, durante su visita a Busán antes de reunirse con el presidente chino Xi Jinping, publicó en su red social que “tenemos más armas nucleares que cualquier otro país” y que la orden de reanudar las pruebas se debía a los “programas de pruebas de otros países”.
El anuncio marca un giro drástico respecto a la política estadounidense vigente desde 1992, año en que se efectuó la última detonación nuclear oficial en el país. Al momento, no está claro si las pruebas contempladas implican detonaciones nucleares completas o ensayos de sistemas de lanzamiento ya existentes.
La decisión provocó reacciones inmediatas en la escena internacional: especialistas en control de armas advirtieron que esta medida puede socavar tratados de no proliferación, estimular una carrera nuclear y aumentar el riesgo de confrontación entre potencias.
Desde la perspectiva doméstica, la ausencia de detalles técnicos deja abiertas preguntas críticas sobre la naturaleza exacta de las pruebas, los sitios que se utilizarán y las implicaciones para la seguridad internacional. El Pentágono aún no brindó una explicación clara sobre su implementación.






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